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- Come algo, hace días que no lo haces – insiste el castaño
- No tengo hambre, cada vez que huelo la comida de aquí mi apetito desaparece – se quejó Ofelia.
Llevaban ya 4 días dentro de las instalaciones misteriosas, donde los rescatistas los habían dejado. Después de varias pruebas de sangre y físicas que les hicieron al llegar, pudieron conocer a La Rata, o así es como los demás sobrevivientes lo llamaban. Sr. Janson, La Rata, misma persona. Una persona desagradable y ordinaria si se lo preguntabas a Ofelia; el cual parecía bastante interesado en ella. Janson pertenecía en el círculo de los líderes, o así es como él se hacía ver, ayudaba voluntariamente a las instalaciones sin pedir ni obtener nada a cambio. Lo cual, según Ofelia, eran todas unas patrañas. Sabía que algo escondía y que su apodo no le queda para nada chico.
Después de enseñarles cada cuarto perteneciente a la instalación, les mostro sus habitaciones. Alessa y Tahona seguían expectantes a su líder, listas para defenderse si así lo necesitanen.
-Bien. Las habitaciones están separadas por grupos – explícito Janson.
- ¿Grupos? - pregunto confusa Ofelia
- Grupos. Las jovencitas por aquí - señalo la puerta que estaba frente a él -. y los jóvenes al final del pasillo sobre mano derecha, costeando estas habitaciones.
- ¿Aris no dormirá con nosotras? -hablo Tahona
- Lo siento, pero no es pos...
- No. Todos juntos – demando Ofelia
- No es posible.
- Todos juntos o nada.
- Cariño, no me hagas hacerlos entender a la fuerza
- ¿A la fuerza? ¿A qué te refieres Jasón? -hablo Alessa-. Pensé que este lugar protegía a los sobrevivientes.
Jasón río por lo bajo.
- Y así es. Pero no es posible que su amigo se quede con ustedes, es contra las reglas.
Ofelia no dejaría que eso suceda. Estaba por volver a reclamar cuando Aris dio un paso al frente.
-Está bien.
-Aris...
- Estaré bien, Lía. - complació – aparte, como dijo Jasón, solo es costear estas habitaciones.
En los ojos de Ofelia se notaba la lucha que estaba teniendo internamente consigo misma. Dudaba, de todo. Pero confiaba en Aris.
Asintió en su dirección, aceptando su decisión.
Jason al ver que todo estaba más que claro, invita a las muchachas a entrar a sus dormitorios. Antes de irse, les aviso que vendrían las doctoras a examinarlas y bañarlas.
Una vez cerrada la puerta, se miraron entre sí, y antes de que alguna dijera algo, rápidamente empezaron a correr hacia las camas, peleándose sobre los lugares. Llenando la habitación de risas.
