Capítulo IX

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Los días siguientes fueron un desafío constante. Mi vida había cambiado de un giro inesperado, y la presencia de Ryder se había convertido en un obstáculo que no podía ignorar. A pesar de mi decisión de mantenerme alejada, él seguía intentando acercarse a mí, enviándome mensajes y tratando de llamarme. Sin embargo, me hice un propósito firme de ignorarlo, decidida a seguir adelante.

Pasaba mis días en soledad, buscando consuelo en las actividades que solían distraerme. La biblioteca se convirtió en mi refugio. Me sumergía en los libros, tratando de perderme en historias ajenas para escapar de mis propios pensamientos. Las horas se deslizaban mientras recorría las estanterías y me envolvía en la tranquilidad que solo los libros podían ofrecerme.

Cuando necesitaba un cambio de escenario, me dirigía al parque. Caminaba sin rumbo fijo, permitiendo que el aire fresco y los sonidos de la naturaleza me distrajeran. Aunque el parque estaba lleno de gente, me sentía sola, perdida en mis propios pensamientos. El ritmo de mi vida había cambiado, y cada rincón parecía recordarme a Ryder, aunque intentara evitarlo.

A pesar de mi esfuerzo por olvidar, no podía evitar sentir una punzada de tristeza y frustración cada vez que veía algo que me recordaba a él. Los mensajes sin respuesta y las llamadas perdidas seguían llegando, y la preocupación de que su insistencia pudiera causar más problemas se mantenía en mi mente.

Era un ciclo interminable de distracción y tristeza, pero al menos lograba mantenerme ocupada y alejada de la constante presión de enfrentar a Ryder y sus sentimientos. En cada libro que leía y en cada paseo por el parque, buscaba la paz que parecía tan esquiva.

Aunque intentaba evitar pensar en él, su presencia seguía acechando en los rincones de mi mente. Sin embargo, me mantenía firme en mi decisión de enfocarme en mi vida y en encontrar un equilibrio, lejos de la complicada y dolorosa situación que habíamos vivido.

Después de días de tratar de ignorar todo lo relacionado con Ryder, decidí salir al jardín de la casa para tomar un respiro. El sol brillaba suavemente, y la tranquilidad del jardín era un alivio para mi mente agitada. Me dirigí hacia la piscina, buscando la calma.

Mientras me sentaba en una de las tumbonas cerca de la piscina, trataba de disfrutar del momento, intentando desviar mi mente de las preocupaciones. Sin embargo, la paz fue interrumpida cuando escuché un zumbido familiar.

Mi corazón se aceleró al reconocer el sonido. Miré hacia arriba y vi el dron flotando sobre mi jardín, moviéndose de un lado a otro como si estuviera buscando algo. Me levanté de un salto, mi mente llenándose de confusión y preocupación.

Me acerqué al borde de la piscina, observando el dron que parecía estar más cerca de lo habitual. No pude evitar sentir que su presencia era una invasión a mi privacidad, un recordatorio constante de que, aunque intentara seguir adelante, Ryder estaba aún presente de alguna manera.

Decidí enfrentar la situación directamente. Me quedé de pie, esperando a ver qué haría el dron. Finalmente, el dispositivo descendió lentamente y se posó en una mesa cercana. Desde allí, pude ver cómo se iluminaba un pequeño LED en el dron, como si esperara una señal o una respuesta.

Sabía que era inútil tratar de ignorarlo, así que me acerqué lentamente, con el corazón latiendo con fuerza. Mientras lo observaba, mi mente se llenaba de preguntas:

¿Qué quería Ryder esta vez? ¿Por qué no podía simplemente dejarme en paz?

Al acercarme al dron, noté que llevaba una pequeña nota adjunta. Con manos temblorosas, tomé la nota y la desenrollé. En ella, había un mensaje escrito con una letra que reconocía de alguna manera:

La Casa del Otro LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora