No podía quitarme de la cabeza lo que había pasado ayer, lo de la rosa, el dron y... Ryder. Aunque había algo en él que despertaba mi curiosidad, también había un aire de peligro que no podía ignorar.
Decidí alejarme un poco de todo y me dirigí al parque, el cual no quedaba lejos de mi casa. Necesitaba un lugar donde pudiera pensar con claridad y planear mis próximos pasos.
Mientras caminaba entre los árboles, me preguntaba qué estaba realmente sucediendo en este pueblo y por qué mi padre había decidido mudarse aquí.
Sentada en un banco, me perdí en mis pensamientos hasta que una sombra cayó sobre mí. Levanté la vista y, para mi sorpresa, vi a Ryder parado frente a mí, con una sonrisa juguetona en el rostro.
—No esperaba encontrarte aquí —dijo, sentándose a mi lado sin esperar invitación.
Lo miré con cautela. —El pueblo no es tan grande. ¿Cómo supiste que estaría aquí?
Se encogió de hombros. —Instinto. ¿Sabes? Mi oferta de ayudarte a conocer el pueblo sigue en pie. Podríamos comenzar ahora mismo, si quieres.
Negué con la cabeza. —No, gracias. Prefiero descubrir las cosas por mí misma.
Ryder me observó por un momento, sus ojos azules brillando con una mezcla de interés y diversión. —¿Por qué tanta desconfianza?
—No es desconfianza —repliqué rápidamente—. Solo que prefiero hacer las cosas a mi manera.
Ryder suspiró y se recostó en el banco. —Como quieras. Pero este lugar tiene más secretos de los que imaginas, Elara. No todos son malos.
Lo miré, sintiendo una extraña mezcla de curiosidad y recelo. —¿Qué clase de secretos?
Él se inclinó hacia mí, su voz bajando hasta casi un susurro. —Cosas que solo puedes descubrir si te atreves a mirar más allá de lo que parece obvio. No todos somos lo que parecemos.
Antes de que pudiera responder, Ryder se levantó y se despidió con una sonrisa.
—Piensa en lo que te dije. Tal vez cambies de opinión.
Lo vi alejarse, sintiendo que había mucho más detrás de sus palabras de lo que él dejaba ver. Algo me decía que estaba a punto de embarcarme en un viaje largo y lleno de misterios, y aunque parte de mí quería mantenerse alejada, la otra parte no podía esperar para descubrir la verdad.
Después de que Ryder se fue, me quedé en el parque por un rato más, intentando ordenar mis pensamientos.
¿Qué clase de secretos podía esconder un pueblo tan pequeño? ¿Y por qué Ryder parecía tan interesado en que los descubriera?
Finalmente, decidí que era hora de regresar a casa. El sol comenzaba a ponerse, y no quería preocupar a mis padres.
Cuando llegué a casa, noté que las luces del comedor estaban encendidas. Entré y lo primero que vi fue a mi padre, lo encontré revisando algunos papeles en la mesa. Levantó la vista cuando me vio y me sonrió.
—Hola, cariño. ¿Cómo fue tu día?
—Interesante —respondí, recordando la conversación con Ryder—. Fui al parque y me encontré con alguien.
—¿Ah, sí? —dijo mi padre, levantando una ceja—. ¿Alguien del pueblo?
Asentí. No quería mentirle, pero tampoco estaba segura de qué tan seguro era contarle sobre Ryder. —Sí, un chico, Ryder Wexler, nuestro vecino del frente. Se ofreció a mostrarme el pueblo, pero le dije que prefería hacerlo sola.
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La Casa del Otro Lado
Misteri / ThrillerElara se muda a un pueblo extraño y se encuentra con un misterio oculto tras una enorme muralla frente a su casa. Al entablar amistad con una vecina, descubre que el enigmático edificio es hogar de una familia casi desconocida. Ryder, el hijo mayor...