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Últimamente el enano y yo nos hacíamos más cercanos, al punto que deje de juntarme con algunos amigos para estar más con el enano a pesar que este era un Ángel.

—Ken-chin!, esa era mi galleta! —  Gritaba el enano, estábamos jugando y me gustaba molestarlo un poco, siempre había peleas, pero únicamente eran de broma y nunca fueron a algo grave.

—Así? Pues ven y tomala— Dije mientras me la comia y le sacaba la lengua en forma de burla, el simplemente se cruzó de brazos.

Las cosas fluían en nosotros, no había conversaciones forzadas o algo forzado, era como si estuviéramos conectados de cierta manera.

Era raro, nunca me había sentido así, me pregunto, ¿Como habrá sido la vida del enano?  ¿en algún punto...nos pudimos conocer? 

Eran cosas que me preguntaba a veces, pero no podía evitarlo, la curiosidad me mataba, si el enano estuviera vivo... Definitivamente no dejaría de estar a su lado.

—Era broma, enano. Baja de ahí— dije alto mientras miraba como Mikey se colgaba de la puerta, de no ser porque ya estaba muerto le decía cuidado que te mueres.

—No! Eres un glotón, Ken-chin.—  mira quien lo decía, iba a reclamarle pero mi celular empezó a sonar, era una llamada de Emma... Una chica que conocí en la infancia.

Aunque nunca pude sentir sentimientos por ella, pero simplemente ella estaba detrás mio como siempre.

—Ken-chan...quisiera salir al parque contigo, ¿te parece? Mi madre me dará permiso hasta las 6 de la tarde— Ella hablaba nerviosa mientras yo miraba la hora, eran las 3:30.

Aburrido inmediatamente pensé, pero, al enano tal vez le gustaría salir a ver más allá de lo que sali la última vez. Acepté pensando que sería una buena idea, después de todo, ¿que podía salir mal?

—Vas a salir, ken-chin? — Pregunto, simplemente le sonreí y asenti.

—Vamos a salir a un parque, te haría bien salir un rato y no estar encerrado siempre conmigo.— Se me olvidaba que literalmente la mayor parte paso encerrado conmigo en contra de su voluntad.

Cuando eran las 4 de la tarde, salimos de la casa directo al parque, donde veía a una chica rubia esperando, al verme se alegro y inmediatamente into tener contacto físico.

No me negué, después de todo, éramos amigos. sentí una presión en el pecho, me dolía, no sé porque.

Volví a mirar a Mikey pero este tenía la mirada perdida... Como si hubiera recordado algo de último momento fue cuando me di cuenta.

Desde cuando sus ojos eran tan oscuros? Según yo, eran claros como el cielo iluminando  a todos... Sus pestañas eran largas, esos labios parecían delicados y débiles.

Mis pensamientos no pudieron seguir cuando al poco tiempo Mikey desapareció, me sorprendi, ¿porque se había ido? 

—Lo lamento Emma, debo ir a buscar algo...vuelvo después— dije mirando a Emma, se parecía un poco a Mikey... Aunque el era mejor.

Me de volví rápidamente, no sabía nada de Ángeles, había hecho algo? No lo sabía, pero quería saber lo para lo volverlo hacer nunca.

Cuando entré llame varias veces el nombre de Mikey, pero no respondió. Fui a mi cuarto pero cuando abrí la  puerta me encontré con él.

No sabía que decirle, su mirada parecía pérdida, como un niño pequeño abandonado buscando consuelo.

—ken-chin...si un día te vas y me quedo en la puerta, volverás?—Aquella pregunta me sorprendió,  quería aliviar el ambiente y sonreí acariciando su cabello Rubio claro.

—Sí, aunque preferiría que a donde yo vaya...tu también estés— dije, me sentía algo mal por Emma, pero Mikey se había vuelto una prioridad...

Mis ojos fijos en los suyos notando como poco a poco se iban aclarando, sonreí mientras me levantaba y le daba unos cuantos dulces.

Después un tiempo, el había vuelto a ser el mismo, colgándose de muchos lugares y siendo empalagoso.

—Enano, cálmate que vas a hacer caer el mueble—Dije, me ponía de buen humor saber que el enano ya había vuelto a la normalidad.

La noche llegó y con ellos el cielo oscuro con las estrellas asomándose iluminando la tierra.

Al enano le gustaba ver las estrellas, decía que su estrella estaba ahí, supongo que algo personal o más allá, el tampoco recordaba mucho de su estrella.

—Ken-chin, mira! Esa estrella parece un corazón— Dijo emocionado, mire hacia arriba y a mí me parecia un corazón a la mitad.

—Que más ves ahí, enano?— pregunte mientras yo igual me ponía  a ver las estrellas, buscando formas.

Mire una que parecía un ratón pequeño, rei ante eso, me recordó al enano.—Esas estrellas se parecen a ti— dije burlonamente, seguido de eso sentí un golpe en mi cabeza.

Seguíamos mirando las estrellas, me preguntaba como era  el mundo de los Ángeles, como llegaban a ser Ángeles?

—Enano, que clase de reglas tienen los Ángeles?— pregunté curioso, suponía que debían tener algunas, el me miro pensativo y seguidamente respondió.

—No hay ninguna regla fuerte...son más de no traicionar, no pelear, no traicionar y...no llegar a sentir sentimientos por quien cuidamos— me sorprendi ante la última regla, ¿ quien haría eso?

Bueno, entre más pensaba eso más me causaba molestia el hecho de que... Me imaginé a Mikey a mi lado, ¿porqué?  No lo sé, simplemente... Pensar en que Mikey podría a llegar a sentir algo por mi, me emocionó y inclusive hizo que me pusiera nervioso.

—Ken-chiiin, quiero comer— ahí nuevamente su voz, ¿acaso todo giraba en torno a él?  Porque pensaba esas cosas...

No lo sabía, simplemente llegaban, era como si desde pequeño me hubieran alejado de mi mayor tesoro y ahora que lo tenía de vuelta no podía dejar de admirar y ver aquel tesoro.

Me di cuenta de algo...aquellos sentimientos, eran amor... O tal vez no pero eso lo descubriría después, por el momento sabía que estaba sintiendo atracción.

—Ya voy...quiero saber, existe alguna regla donde...los Ángeles puedan estar juntos? Como pareja? — pregunté, inmediatamente Mikey me miro raro pero asintió, empezó a jalar de mí hacia la cocina queriendo comer algo.

Lo tenía claro, cuando muera, sería un Ángel al igual que Mikey. Cuando muera estaré al lado de Mikey... Solo si muero, podré ser un Ángel creo.

Mi vida siempre estaba en peligro y eso me lo decía seguidamente Mikey, que me salvó de muchas y que debería estar agradecido, es cierto. Estoy agradecido de que me haya protegido demasiadas veces, porque así lo pude conocer, a través de la muerte conocí a Mikey.

"Solo espero que cuando yo muera, pueda estar a tu lado."

Un invierno 28Donde viven las historias. Descúbrelo ahora