04:Palomas enjauladas

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Libros y mas libros sacados de un lado a otro, pero no había nada, creías que un libro secreto o algún hueco en el muro te haría encontrar una caja o algo, pero no había nada, cosa que te frustró-Maldita sea!-perdiste mucho tiempo, no ayudaba que ...

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Libros y mas libros sacados de un lado a otro, pero no había nada, creías que un libro secreto o algún hueco en el muro te haría encontrar una caja o algo, pero no había nada, cosa que te frustró-Maldita sea!-perdiste mucho tiempo, no ayudaba que debías ser precavida para no maltratar los libros de Aizetsu. Te quitaste unos guantes que te habías puesto.

Era paranoico pero no dudabas que con lo obsesivo que eran el padre y uno poco los 2 hijos con los que ha convivido, no dudas que Aizetsu se de cuenta de tus huellas dactilares en varios de sus libros con solo verlos.

Suspiraste derrotada y decidiste mejor salir de ahí para decidir investigar un poco...mala idea. Aun no estabas familiarizada con el lugar así que te perdiste, suspiraste frustrada.

Maldita sea, ese viejo solo me enseñó una parte del lugar, pero esta cosa es tan gigantesca que me pierdo-golpeaste el suelo con tu pie, trataste de salir por ti misma pero por mas que caminabas mas te perdías. 

Tu buena memoria te ayudaba a no volver a otro pasillo o darte cuenta cuando te equivocabas pero realmente el lugar era grande. Además no sabías exactamente para que era cada cosa. De cuarto en cuarto llegaste a un pasillo mas abierto en donde viste una puerta doble.

Curiosamente abriste una de las puertas, el aire helado golpeó tu cara, al ver mejor te diste cuenta que era la salida al jardín, aun era época de otoño así que el jardín no era muy floreado pero tampoco apagado. Era el equilibrio perfecto aunque eras mas fan de los lugares floreados y brillantes seguía siendo un lindo jardín.

El ver hojas caer le daba un pequeño encanto. Incluso te gustaba pisar algunas para escuchar el crujir de estas, sonreíste levemente pues te traía recuerdos de tus padres jugando con las hojas en tiempo de otoño, sin darte cuenta comenzaste a saltar sobre algunas hojas como si fueses una niña alegre, gracias a tu vida sencilla estabas acostumbrada a divertirte con cosas pequeñas.

Valla, es la primera vez que te veo sonreír ampliamente-escuchaste una voz masculina, de inmediato volteaste, este se trataba de Urogi quien estaba apoyado en la decoración de una paloma de mármol mirándote con una sonrisa. 

No lo habías visto sonreír directamente a ti, recuerdas haberlo visto así con sus hermanos, en especial el de ojos verdes. Estabas tensa, ahora que debías hacer? Disculparte o que? No sabías porque pero el verlo así te hizo congelarte e incluso ruborizarte levemente.

De que? De vergüenza o frío? O acaso era por aquella sonrisa encantadora?. El pareció notar tu incomodidad pero sonrió mas ampliamente.

Descuida, no se que incomoda esa cabecita pero no me parece tonto verte de esa forma, al contrario es lindo-dijo sentándose en una banca que estaba a un lado tuyo-aunque si es por mi descuida, no muerdo-dijo burlón, parecía incluso coqueto algo que te puso roja.

Que? No, no estaba pensando en  eso-tratabas de reponer tu compostura parándote mas firme y tratando de respirar profundo. Algo que el pareció notar y rio a carcajadas.

La mansion de la muerte (Hantengu Clones x Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora