La cita

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-El mundo me odia, debería morir.

-Ay ya mirio-san; ¿Quería que me enamorara? Pues órale, ya le salió.

-¡PERO NO DE ESE ORANGUTÁN ZUZU!-

Izuku rodó los ojos y continuo en la computadora. Era martes, ya habían pasado 3 días desde que conoció a ese alfa tan apuesto del bar.

Mirio seguía en agonía, se culpaba al mil de que izuku no notara a otro alfa de buena alcurnia y lo peor, es que el alfa rubio cenizo ni siquiera le dio una buena impresión. Ya que el bar fue cerrado a los minutos por una pelea que él ocasionó.

-Dime que no lo has contactado.- decía miro con la frente pegada al escritorio.

-Mirio, deja a zuzu tranquilo. Esta bien grande para decidir por él mismo.- Tamaki entraba a la oficina con papeles que dejo en el escritorio de izuku.

-Gracias Tamaki-san. ¿Son los papeles del convenio para los nuevos edificios?- Preguntaba izuku moviendo los papeles y observándolos.

-Sipí, son todos lo que me pediste.- Se gira hacia mirio.

-Y tú. Deja a zuzu u hoy nada de ñaki.- Dice molesto y se va.

Izuku saca una enorme carcajada porque mirio estaba rojo como tomate.

-A veces te odio izuku.

-Me amas.

-Ya no. Bueno, en lo que estábamos. ¿Ya le hablaste o aún no?- pregunta mirio curiosamente.

Izuku da un leve espasmo y se detiene en su búsqueda por los papeles que le dio tamaki; soltando un suspiro.

-Aún no le hablo...me da algo de miedo siendo sincero.- Dice sin ánimo mientras mira a la nada.

-¿Miedo? Izuku. Literal, ese hombre te coqueteo y te insinuó un cortejo oficial. Aparte... Tu omega quería nalgadas de él; así que creo que el “miedo” puede dejarse de lado.- Miro no desaprovecho la oportunidad de burlarse un poquito de su querido amigo.

Izuku se sonroja ante lo oído e infla sus mejillas.

-¡TAMAKI-SAN!, ¡MIRIO NO ME DEJA TRANQUILO!!-

-¡MIRIOOOOOO!- un fuerte grito se escuchó de la oficina de al lado y la cara de mirio palidece al instante.

-Odio todo.- dice escondiéndose bajo la mesa como un niño ocultándose de su madre.

-Soplón.


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Una semana después.

Día lunes e izuku tiene un bendecido libre de trabajo.

La empresa estaba de aniversario y él odia estar rodeado de alfas engreidos y saludarlos cordialmente. Por eso, decidio fielmente estar relajado con un rico café y galletas junto a su amigo; hablando de su enamoramiento por cierto alfa rubio.

Exquisito Barman - °Katsudeku|°omegaversDonde viven las historias. Descúbrelo ahora