CAPITULO 11

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Miércoles, 3 de marzo

Washington D. C era un barrizal. La nieve derretida había dejado a su paso un frío líquido que mezclado con los residuos del suelo había dado lugar a un sucio y pastoso lodo. Pero, gracias a Dios, la calidez de la primavera se había apoderado de la capital de la nación y había, finalmente, acabado con todas las señales de lo que había sido un invierno brutal. Camila dirigió su cabeza hacia la ventana, oyendo el suave cantar de un petirrojo. Oh, sí. Estoy preparada para la primavera.

La escritora sonrió ante el jarrón de rosas amarillas recién cortadas que iluminaban su escritorio. Cada noche, cuando volvía a su habitación, un ramo de flores frescas le daba la bienvenida. Al principio, pensó que esos ramos se encontraban en todas las habitaciones de la residencia. Después se dio cuenta de que no había en ningún otro sitio a parte de en su habitación. Le había preguntado a David McMillian sobre ello, y el hombre se encogió de hombros sin contestar a su pregunta.

Esta mañana soleada, la Presidenta estaba en una reunión con su Consejero de Seguridad Nacional, y Camila se tomó ese tiempo para empezar a investigar un tema que le había intrigado durante semanas. Pensó que Lauren podía hablarle de ello, pero las veces que había salido el tema, Lauren parecía tensa, enfadada quizás. Incapaz de soportar la sombra de dolor en los ojos de Lauren, Camila llevaba la conversación hacia otros derroteros, a pesar de que Lauren parecía querer seguir adelante. Gracias a Dios, esta parte de la vida de la Presidenta había sido muy publicada.

Con una serie de rápidos comandos, Camila encendió su ordenador y conectó.

— Buenos días, Srta. Cabello —la suave voz del ordenador le dio la bienvenida.

— Buenos días —le respondió. Siempre contestaba a los saludos, incluso a los de una máquina. De alguna manera le parecía maleducado no hacerlo—. Buscar archivos. Jauregui, Lauren Michelle.

— Buscando. Archivos localizados. ¿Directorio?

Camila se reclinó sobre su sillón y se quitó las gafas, masajeándose el puente de la nariz mientras mordía una de las patillas— Sub-directorio: Jauregui, Samantha. Campo de búsqueda: todos.

— Buscando. Archivos localizados. ¿Directorio?

— Abrir todos los archivos. Los más recientes primero. Directorio actual.

— Nombre del documento: Vista de Sentencia. Harris, Theodore, 17/05/2017.

Una imagen de video tridimensional apareció y Camila se puso las gafas mientras alejaba un poco la silla para dar mayor resolución al holograma. Lauren estaba en un tribunal y la mera visión de la Presidenta le causó un gran estremecimiento. La mujer de pelo negro estaba en una tarima. En su cara, muy marcada y cansada, se podían apreciar unas sombras negras rodeando unos ojos tristes. Parece que esté viviendo un infierno.

— Si el Tribunal me permite —Lauren se detuvo y tomó un trago de agua—. Estoy aquí delante de todos ustedes, no como Gobernadora del estado de Ohio, sino como víctima. Me presento ante ustedes como una esposa que llora la pérdida de... de... mi mujer.

Los ojos de Lauren se iluminaron, y Camila pudo apreciar en ellos una mezcla de rabia contenida y una profunda tristeza. Ambos sentimientos suplicaban ser liberados. — He pasado cerca de 15 años con Samantha y pretendía pasar muchos más. — Su penetrante mirada recorrió toda la sala, su cara se había endurecido. — Sin embargo, ese hombre, — apuntó a un hombre desaliñado, de treinta y pocos— decidió subirse a un coche después de haber estado bebiendo toda la noche. Como ha sido probado, iba a mucha velocidad y en estado de embriaguez cuando colisionó con el coche que Samantha estaba conduciendo. Además, su coche estaba equipado con piloto automático, y si lo hubiera usado habría prevenido el accidente. ¡Habría evitado esto con tan solo haberse preocupado en activarlo!

SEÑORA PRESIDENTA - CAMRENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora