Capítulo Diez

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Después de como unos cuarenta y siete minutos caminando, el azabache fue a dejar al castaño al hogar de este.

Ya estando en casa de este, esperaron a que abrieran la puerta —Holi— Saludó un niño pequeño cuando abrió la puerta para los adolescentes —¡Hola Tilín!— El gato levantó a su hermano en brazos, este solo rió, mientras el oso veía desde la puerta la tierna escena.

De prontó notó como el papá de su amigo salió a ver. —Hola mijo, Oh, ¡Hola Iván! ¿Cómo estás? ¿Por qué no pasas?— Saludó el mayor pelinegro, el mencionado movió su mano a los lados como saludo. —Hola Quackity, todo bien. Ah yo, bueno, no, está bien, mejor será si me voy a mí casa—

—Ivi vamos, vení un toque, dale— Rogó el ojiesmeralda con un puchero, el contrario no dijo nada más y solo soltó un "bien" y entró a la casa, estando ahí los otros dos castaños, quienes saludaron alegres al pelinegro, bueno, al menos Tina, Roier le sacó el dedo para después mandarle un beso al aire.

El felino y el oso se sentaron en la isla de la cocina, Rodrigo empezó a hablar con su padre como normalmente hace, hasta que el mayor hizo una pregunta que ya le estaba carcomiendo la cabeza —Y díganme ¿cómo les fue con su "cita"?—

Quackity hizo comillas con sus manos en la última palabra, sonriendo burlonamente al ver a los adolescentes sonrojarse hasta las orejas. —¡N-NO FUE UNA CITA!— Dijeron ambos en sinfonía, solo se escucharon las risas de los hermanos al fondo, al igual que la risa del azabache —lo sé, es jodiendo muchachos—

—pa...— un puchero infantil apareció en los labios del bajito, Quackity se acercó despeinando su cabello, disculpándose con ambos, yendo a buscar una coleta en la sala para amarrarse el cabello y cocinar, pero se detuvo al ver una sombrilla que no vio antes en la entrada —Oigan, pero- ¿de dónde sacaron ese paraguas?—

Preguntó volviendo a la cocina, miró a ambos chicos y el castaño reaccionó —AAAH ¡No sabes lo que nos pasó! Una seño nos lo dio para que no nos mojaramos, y me dijo "chico de ojitos lindos"— Dijo el felino sonriente, hasta le brillaban sus ojitos con alegría de recordar las palabras de la viejecita.

—La seño tiene razón, ¡tienes ojitos lindos!— Le respondió su hermano Tilín aún en sus brazos, jalando las mejillas del contrario, el resto que estaban en la habitación soltaron un fuerte "Aw" por las palabras del menor.

Pasaron un rato hablando entre todos, Quackity les había dado de comer. Spreen apenas terminó dijo que se tenía que ir, ya que tenía dos seres vivos en su casa que según dijeron sus padres, él debe cuidar

—Bueno, muchas gracias por todo, me tengo que ir— Ante esto el oso se levantó, agarrando la sombrilla ya que el castaño le dijo que la tomara si seguía lluviendo cuando se iba.

Rodrigo también se levantó para despedirlo en la puerta, pero antes de que se fuera lo llamó. Iván lo miró alzando una ceja. —Muchas gracias por la salida de hoy, me la pasé bien con vos—

El castaño se acercó, se paró de puntitas, por la diferencia de altura, y beso su mejilla, causando un sonrojo en ambos para luego alejarse rápido hacia la puerta y no mojarse

—A-ah, S-sí, me alegro que te haya gustado, podemos salir otro día, si queres, obvio...— Respondió nervioso acariciando su nuca con pena, el de ojos hazel sonrió asintiendo feliz porque su amigo lo había vuelto a invitar.

—¡ah, Spreen!, tenemos que terminar el trabajo— Le gritó cuando él ya se había volteado para irse, se volteó de vuelta hacia su amigo bajito maldiciendo por lo bajo —Puta madre, es cierto—

El castaño rió —Oye, ven mañana a mi casa, así pasamos un rato más juntos y terminamos esa poronga, si podes, claro— El alto se lo pensó, pero por último obviamente que aceptó, escuchando como el bajito le recordaba el traer las cosas, él solo asintió.

El Trabajo de Historia | Happybear [Remake] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora