3 niños se adentran a una jungla espesa con el fin de recolectar frutos medicinales para el consumo de su aldea, al llegar quedan maravillados por la belleza del lugar decidiendo explorar la zona que poco conocen ignorando las advertencias y el peli...
En la tribu del tigre los habitantes se encuentran desesperados observando una enorme columna de humo que se alza sobre la selva, no hacen más que pensar en los niños perdidos y en todos los guerreros que los buscaban.
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—Ya se están tardando demasiado —decían algunos—.
—Que neón nos proteja , espero que el fuego no los lastime —decían otros—.
—Neón, te lo suplico, protege a mi hijo, donde sea que esté —decía Ninil una y otra vez sin parar—.
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La mayoría de los aldeanos decide ir a apagar el fuego, llevando toda el agua que podían cargar. Entre el grupo se encontraba la angustiada Aya, que llevaba toda la noche preocupada por su hijo.
Ella lleva agua al igual que todos, pero sus intenciones no era apagar el fuego, tiene bien escondido su arco y sus flechas, preparada para separarse del grupo a la más mínima oportunidad e ir en busca de los niños.
—Ninil, iré con los demás a apagar el fuego, volveré pronto —dice Aya tomándola por la mano—.
Antes de irse, Ninil la detiene y tapa una parte del arco que estaba a la vista. —si te ven con eso, no te dejarán ir—.
—Nunca he podido ocultarte nada —dice Aya con una sonrisa y un tono rosa en sus ojos—.
—Ten cuidado, y trae a los niños de vuelta —dice Ninil apoyando su frente contra la de Aya mientras sus cabellos se deslizan y enredan con fuerza—.
Mientras todos corren a los campos de cultivos en un intento de detener el fuego que está consumiendo sus cosechas, Aya se queda tras de todos, con gran agilidad y sutileza pasa desapercibida entre los árboles de la jungla, adentrándose en la misma dirección a la que fue Kor, con la esperanza de encontrarlos a todos sanos y salvos.
—¡Arion! ARION... —Grita Aya con fuerza entre la oscuridad de la jungla, que a pesar de llevar una antorcha, no puede ver más allá de unos escasos metros frente a ella—.