Las Crónicas de Arion Horrores de la Jungla

Fragiles Almas Parte- 12

—Ya deja de rascarte Jushur, te estás lastimando aún más —dice Birs entre lágrimas resistiendo el dolor lo mejor que puede—.

—Aaah... Me duele, ME DUELE —Grita Jushur sin parar, mientras se hace profundas heridas al rascarse las picadas—.

Ambos sabían que si Arion no llegaba pronto para preparar el ungüento, ambos morirían en ese lugar, solos y sin nada que comer o beber, no podían hacer más que sufrir mientras permanecían inmóviles.

—Parece que el dolor de Jushur está empeorando —piensa Birs a medida que se arrastra por el piso—.

—Tranquilo, Jushur. Arion regresará pronto, lo sé —le susurra Birs al oído mientras acaricia el largo cabello de Jushur—.

Su pierna está completamente hinchada y de un intenso color morado, latiendo con fuerza y provocándole un dolor como nunca antes había sentido, pero aún así sabía que no era nada en comparación de lo que pasaba Jushur, que sus piernas estaban totalmente cubiertas por la sangre que emanaba de sus heridas.

Birs recuesta la cabeza de Jushur en su pierna sana y trata de tranquilizarlo cantando viejas canciones de su tribu, en un desesperado intento de por hacerle creer a Jushur que todo va a salir bien.

Mientras está joven pareja pasa la noche más dolorosa que han tenido en sus cortas vidas, Arion se encuentra perdido, lastimado, hinchado y desnudo, protegiendo la poca miel que le queda con su vida y desesperado por conseguir el coco que le falta.

Arion camina asustado sin rumbo fijo, dejando un rastro de sangre por donde quiera que pasa, tratando de resistir el dolor que le provoca cada paso, soportando todas las ramas secas que se clavan en las heridas de sus pies, con la esperanza de toparse con un coco por accidente y poder salvar a sus amigos, hasta que escucha suaves ruidos que provienen de la copa de los árboles.