cap 2

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Dentro de la finca, en la habitación principal, los rayos de luz se filtraban a través de las ventanas, iluminando suavemente las hojas de papel y la tinta dispuesta sobre la mesa. Los sonidos exteriores, como el susurro de las hojas y el canto lejano de las aves, parecían distantes, como si todo el universo se hubiera concentrado en ese pequeño rincón del mundo.

- Bien, aquí están las hojas y la tinta – dijo Kyōjurō, su voz resonando con la calidez de siempre, mientras colocaba los materiales frente a Yuki.

Ella tomó la pluma con manos ligeramente temblorosas por la emoción, mientras se concentraba profundamente. Sus pensamientos revoloteaban entre el amor y la admiración por su esposo, Giyu, y la presión de querer capturar su esencia en el papel.

- Intentaré retratar lo mejor posible a mi esposo – continuó, con una leve sonrisa mientras sus ojos brillaban con determinación. Sus manos comenzaron a moverse con destreza, trazando cada línea con el máximo cuidado. – Bien, veamos el rostro de Giyu – murmuró, mientras sus ojos repasaban la imagen en su mente, recordando cada detalle de su expresión serena, pero profundamente melancólica.

Cinco minutos después, el silencio que había llenado la habitación fue roto por un suspiro de satisfacción. Yuki levantó la hoja con una mezcla de orgullo y expectación, observando su trabajo con ojos críticos, pero también con amor.

- ¡Y listo! – exclamó, sintiendo una oleada de alivio y felicidad.

- ¿Ya lo puedo ver? – preguntó Kyōjurō con curiosidad, acercándose, su figura proyectando una sombra cálida sobre la mesa.

- Claro – respondió ella, extendiendo la hoja hacia él con manos todavía algo temblorosas.

Kyōjurō tomó la hoja y la observó detenidamente, sus ojos recorriendo cada trazo. Después de unos segundos, una sonrisa apareció en su rostro.

- Es la misma persona... Sí, este es mi compañero, el Pilar del Agua – dijo con un tono de aprobación, mientras observaba el dibujo con respeto y admiración.

- ¿En serio es un Pilar? – preguntó Yuki con cierta sorpresa, sus ojos se  ampliáron mientras trataba de procesar la magnitud de las palabras de Kyōjurō.

- Sí, aunque es muy serio y solitario – añadió Kyōjurō, dejando escapar una pequeña risa que resonó suavemente en la habitación, aliviando un poco la tensión.

- Sí... Giyu es así – admitió Yuki, bajando la mirada por un momento, pensando en lo mucho que amaba y respetaba a su esposo, a pesar de su naturaleza reservada. Pero entonces, una chispa de pánico cruzó su mente. De repente, recordó algo crucial. – ¡Cierto! Kyōjurō, tengo que volver a la finca. Si Giyu se entera de que estoy entrenando, ¡no me dejará salir de por vida! – exclamó, su voz estaba llena de preocupación.

- Vaya, eso es un problema – respondió Kyōjurō, rascándose la barbilla pensativamente. Su expresión se tornó seria por un momento. – Pero, ¿acaso Tomioka no sabe que estás aquí?

- No, vengo aquí a escondidas – confesó Yuki, bajando la voz hasta casi un susurro. – Si le decía que entrenaría para ser cazadora, no volvería a dejarme sola, y yo valoro mi libertad.

- Vaya, no pensé que Tomioka podría ser así – comentó Kyōjurō, con una expresión reflexiva mientras cruzaba los brazos. Luego, una sonrisa traviesa se formó en su rostro. – Está bien, puedes volver a tu casa, pero no te libras de tu entrenamiento. Mandaré a mi cuervo para que vigile que hagas los ejercicios.

- Está bien, gracias por entender – dijo Yuki con gratitud, inclinando la cabeza ligeramente mientras una mezcla de alivio y nerviosismo se entrelazaba en su pecho.

🌼Flor De Invierno🌼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora