cap 5

7 2 0
                                    

* La Sombra en el Bosque*

El bosque se cerraba a su alrededor mientras Yuki avanzaba, con Kira a su lado, moviéndose sigilosamente entre los árboles. Cada crujido bajo sus pies resonaba en sus oídos como un eco ominoso, y la luz del sol apenas penetraba entre las copas de los árboles, sumiendo el entorno en un crepúsculo inquietante.

—Mantente alerta, Kira —susurró Yuki, sus dedos tensándose en la empuñadura de su katana.

La loba emitió un leve gruñido en respuesta, sus ojos dorados brillando en la penumbra. Habían cazado juntas antes, pero nunca habían sentido una amenaza como esta. Algo antiguo y maligno se ocultaba en las sombras, y Yuki sabía que debía estar preparada.

De repente, Kira se detuvo en seco, sus orejas erguidas y su cuerpo rígido. Yuki siguió la dirección de su mirada y vio un rastro en la tierra: huellas profundas, como si algo pesado hubiera pasado por allí recientemente. Se agachó para examinarlas más de cerca, notando cómo las hojas estaban aplastadas y el suelo húmedo había sido removido con fuerza.

—Estas huellas… no son de ningún animal que conozca —murmuró Yuki, su voz apenas un susurro.

Un escalofrío recorrió su espalda cuando una brisa helada atravesó el bosque, llevándose consigo el suave olor de la tierra y trayendo un aroma metálico que Yuki reconoció al instante: sangre. Su corazón se aceleró mientras sus ojos buscaban el origen del olor, y no tardó en encontrarlo.

A unos metros de distancia, enredado entre las raíces de un árbol, yacía el cuerpo de un ciervo. O lo que quedaba de él. Su carne había sido desgarrada con violencia, y sus ojos, vidriosos y vacíos, parecían mirar fijamente a Yuki, como si aún pudiera sentir el dolor de su final.

Yuki sintió una oleada de náuseas, pero se obligó a mantenerse firme. Este no era el momento para mostrar debilidad. Kira, por su parte, olisqueaba el aire, su pelaje erizado y sus dientes al descubierto en una mueca de advertencia.

—Debemos seguir adelante —dijo Yuki, aunque su voz temblaba ligeramente. Sabía que no podían darse el lujo de retroceder. Tenían que descubrir qué había causado esto y asegurarse de que no representara una amenaza para ellas.

Mientras continuaban su marcha, el bosque parecía volverse más oscuro y opresivo, como si las sombras mismas estuvieran vivas, observándolas con intenciones maliciosas. Yuki no podía evitar sentir que estaban siendo acechadas, aunque no podía ver ni oír a nadie más que a Kira y a ella misma.

De repente, un sonido cortó el silencio: un grito agudo y desesperado que resonó en la distancia. Yuki se detuvo en seco, su sangre helándose en sus venas. No era un grito humano, pero tampoco animal. Era algo intermedio, una mezcla horripilante de dolor y furia.

—¡Corre! —gritó Yuki a Kira, mientras ambas se lanzaban hacia la dirección del grito. Sus pasos eran rápidos, pero el miedo hacía que todo se sintiera lento, como si el tiempo mismo estuviera en su contra.

Cuando finalmente llegaron al origen del sonido, Yuki se encontró frente a una visión que no olvidaría fácilmente. En el centro de un pequeño claro, una figura oscura se cernía sobre algo en el suelo, su forma apenas distinguible en la penumbra. Era alta y delgada, con extremidades alargadas que parecían retorcerse de manera antinatural. En sus manos, afiladas como garras, sostenía lo que parecía ser un trozo de carne, arrancado del cuerpo destrozado a sus pies.

Yuki se quedó helada por un instante, incapaz de procesar lo que estaba viendo. Era un demonio, como los que Giyu enfrentaba. Era una abominación, una pesadilla hecha carne.

Kira emitió un gruñido bajo, y la criatura alzó la cabeza, revelando un rostro grotesco, apenas humano, con ojos hundidos y vacíos que se clavaron en Yuki con una intensidad aterradora. La criatura soltó un chillido agudo, y antes de que Yuki pudiera reaccionar, se lanzó hacia ella con una velocidad sobrehumana.

🌼Flor De Invierno🌼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora