Cuando estuvo lo suficientemente lejos de Jericó, Merlina se dejó caer contra un árbol y llevó su mano a su desbocado corazón. Las sombras de aquella noche sin luna la acobijaban y protegían, escuchó el ulular de un búho distante y el suave correteo de los roedores, y sintió alivio al saber que no la seguían.
Aquella tarde en el río, se había logrado esconder a tiempo antes de que lo peregrinos llegarán. Los había dejado adelantarse y luego buscó algún rastro en el suelo para seguirlos. Las pisadas de tres personas estaban claramente señaladas en el fango y luego una más se unía. Al principio no entendió lo que la intrigaba del último par de pisadas, hasta que buscó borrar sus propias huellas y se fijó en el patrón que dibujaba sus zapatos. Comparó la forma de las primeras tres, de fondo liso y un pequeño tacón cuadrado y las últimas que eran sin duda de una zapatilla deportiva.
"Tyler" pensó e inmediatamente llevó su mano hasta una de sus dagas.
Esa noche, resguardada por la oscuridad de la luna nueva, Merlina había conseguido escabullirse de la cabaña de Goody y había recorrido de nuevo el sendero que los cazadores habían dejado.
Estaba preparada para ver a Tyler; para acorralarlo, interrogarlo y torturarlo por su traición, por su alianza con Laurel y la manera cruel y viperina en la que la había engañado. Incluso, Merlina estaba preparada para matarlo.
Para lo que no estaba lista, era para verlo con su rostro hundido en el cuello de una chica y su mano debajo de la falda. Se detuvo en seco y sus ojos no pudieron despegarse de la expresión de absoluto éxtasis de aquella desconocida. La forma en la que su pecho se retorció y al mismo tiempo sintió como si un puño hubiera impactado con la boca de su estómago, tampoco se lo esperaba.
Merlina estaba completamente petrificada y cada gemido de la chica solo avivaban las brasas de un odio cada vez más visceral.
Cuando el semen de Tyler baño el suelo de aquel bosquecillo, Merlina parpadeó y su cuerpo se liberó del hechizo en el que estaba sometida.
Se giró y en su prisa fue descuidada y llevó la atención de Tyler hasta ella.
Cuando su pulso estuvo más estable, Merlina reanudó su camino hacia la vieja cabaña, sin prisas.
Estaba claro que ahora podía saltarse el interrogatorio y pasar a la parte en la que clavaria su puñal en el centro del pecho del mentiroso barrista.
Desde el instante en que descubrió que Tyler era el Hyde que tanto había buscado, Merlina sabía que todo lo que habían pasado juntos no era más que una forma de engañarle y desviar su atención. Como si ella fuera una patética niña enamoradiza a la que compraría fácilmente con sonrisas y cafes gratis.
Lo peor era que el ridículo plan había funcionado y ahora ella sentía la necesidad de reivindicarse, haciéndolo sufrir como nadie lo había hecho antes.
Verlo con su rostro hundido en el pecho de la chica (a la que seguramente no tenía ni diez días de conocer) no solo le confirmaba cuanta mentira había en las palabras de Tyler, sino que también la hacía sentirse patética.
Para su desgracia, recordaba muy bien la forma en la que su corazón revivia violentamente cuando sus miradas se encontraban, ya fuera en la cafetería junto a su tío, en medio de la pista de baile o curándolo en la sala de su casa. La forma en la que la sonrisa de Tyler lograba hacer vibrar una fibra que creía inexistente en ella. Emociones que nunca había deseado sentir estaban ahí, por él; y para Tyler no era nada. ¿Acaso se habría reído de ella y su inexperiencia? ¿Se habría ido a probar suerte con otras de sus clientas después de su cita interrumpida?
Merlina quería cavar un agujero de tres metros y enterrarse viva, y lo haría, si eso no afectara sus planes de venganza.
Cuando entró en la cabaña, se acostó en su camastro y cruzó los brazos sobre su pecho. Cerró sus ojos y mientras la oscuridad de su inconsciencia la abrazaba, recordó la primera vez que había encontrado a Tyler en el bosque. Recordó la forma en la que su brazo aprisionaba su cintura, su mano le sellaba la boca y le inundaba la nariz del olor de los granos de café frescos. También rememoró el olor de su cuerpo y la calidez de su tonificado torso. Y mientras su mente se deslizaba a los confines más oscuros de su sueño, escuchó los graves gemidos de Tyler junto a su oído.
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Y fue así como todo comenzó #Wyler
FanfictionCuando Laurel Gates robó el libro de las sombras de Goody Addams, nunca pensó que una bruja de 400 años podría engañarla. Ahora, ella, Tyler y Merlina se encuentran en el viejo Jericó donde la guerra abierta entre Crackstone y Goody Addams esta en...