Rubí y Zafiro

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Hablemos de Alastor, CatAlastor

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Hablemos de Alastor, CatAlastor.

Lo primero que recuerda es a su madre. Una hermosa gata con un pelaje rojizo más oscuro que el de él, casi opaco debido a la mugre y suciedad que tenía.

Alastor nació en una caja vacía abandonada en un callejón. Desde que vino al mundo su vida fue difícil, su madre se iba por mucho tiempo para buscar comida y lo dejaba escondido lo mejor que podía, pero el día en el que su madre no volvió la tuvo que desobedecer con no moverse de lugar. Un pequeño gatito de tan solo unos meses de vida tuvo que valerse por sí mismo.

No sabe cómo pasó, pero en algún momento llegó a una carnicería que recién había abierto. Se adentró en el callejón para ir a la parte trasera, ahí se encontró con un gatito tal vez más grande que él, Husk. Ambos, gatitos huérfanos, viviendo a su suerte y sobreviviendo al hostil mundo que los rodea, rápidamente congeniaron.

Así vivieron unos meses, siendo alimentados a diario por Rosie, la dueña de la carnicería. Tenían comida, agua y su territorio en aquella carnicería, tenían una vida por lo menos buena.

Pero la naturaleza hizo lo suyo. La temporada de celo estaba cerca de comenzar y ambos felinos no estaban bien. Por seguridad se separaron, abandonando el callejón para evitar disputas entre ellos.

Alastor volvió al callejón en el que una vez fue criado… Un callejón que al parecer estaba abandonado pero se encargaría de hacer un nido muy especial para comenzar su cortejo y tener un buen refugio.

Y unos días después, lo conoció. Su ángel. Su Lucifer. ¿Cómo un ángel de abundante pelaje albino, que se movía con tanta gracia y elegancia, que parecía flotar en el aire, y que tenía unos hermosos e hipnotizantes rubíes como ojos, estaba desconsolado en las calles? No lo sabía, y tampoco sabía si la lluvia de aquella noche fue el milagro que necesitaba para conocer a su hermoso ángel.

Alastor lo acogió en su nido y le brindó una buena compañía sin necesidad de que su celo lo hiciera actuar. Lucifer estaba agradecido de que aquel gato no le hubiera intentado agredir o someter, no pudo evitar encariñarse con aquel gato protector y encantador. Si le preguntan a Lucifer, diría que la primera vez que vió a Alastor disociarse y hacer ese gesto en el que sus ojos se desorbitan fue cuando su corazón latió fuerte por el pelirrojo.

Ambos estaban nerviosos, era su primer celo de ambos, pero realmente fue algo que ellos querían. Puede que Alastor haya decidido hacerlo al ver un agujero de más en la retaguardia de su ángel.

Parecía que ahora todo iba a estar bien. La comida jamás les faltaba, tenían su hermoso nido y estaban acompañados por el otro…

Lamentablemente, Alastor no podía vivir sin un poco de desgracia en su vida. Al ir en la mañana de camino a la carnicería por una comida especial para Lucifer, un horrible humano sin corazón golpeó y pateó a Alastor por diversión. El felino intentó defenderse lo mejor que pudo, pero el humano lo golpeó en el estómago con un palo, dejándolo inmovil por el dolor. Al final terminó encerrado en una bolsa llena de basura, herido y con pocas fuerzas abandonado en un depósito de basura para que muriera. Solo podía llorar y revolverse entre la basura de la bolsa, estaba triste, enojado y desesperado pero su cuerpo no le permitía levantarse. El dolor era tanto que sentía que algo le quemaba por dentro… Pero llegó un milagro, un milagro llamado Lusbel.

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⏰ Última actualización: Aug 09 ⏰

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