Los meses habían pasado en un torbellino de sumisión y deseo. Alejandro se había acostumbrado a su nueva vida, a la jaula de castidad, a los azotes y a la completa dominación de Camila. Pero a pesar de todo, su amor por ella solo había crecido.
Una noche, mientras yacían juntos en la cama, Camila lo miró a los ojos. "Alejandro," comenzó, su voz suave y sensual, "he estado pensando mucho últimamente."
Alejandro se estremeció de anticipación. Sabía que lo que fuera que ella tuviera que decirle, sería importante.
"Quiero que te mudes conmigo," continuó ella.
Alejandro se quedó sin aliento. Vivir con Camila era un sueño hecho realidad. "En serio?" preguntó, su voz apenas un susurro.
"Sí," respondió ella, acariciando su mejilla. "Quiero tenerte más cerca, controlarte mejor."
Alejandro estaba confundido pero excitado. Aceptó de inmediato. Alquilaron la casa de Alejandro y comenzó a empacar sus cosas.
En la nueva casa de Camila, ella le había preparado un espacio de trabajo en su despacho. Pero lo que más llamó la atención de Alejandro fue la jaula que había colocado en su habitación. Era una jaula grande, acolchada y suave, perfecta para una persona. Camila la había colocado a los pies de su cama.
"Aquí dormirás," dijo ella, señalando la jaula.
Alejandro se sintió decepcionado. Había soñado con compartir la cama con Camila, pero la jaula era una realidad que no podía ignorar.
"Pero... ¿no podríamos comprar una cama turca o algo así?" sugirió tímidamente.
Camila negó con la cabeza. "No," dijo ella con firmeza. "Esta jaula es tu nuevo hogar. Te acostumbrarás."
Alejandro sabía que no tenía otra opción. O aceptaba la jaula, o perdía a Camila. "Está bien," suspiró. "Haré lo que tú digas."
"Además," continuó Camila, "te sentirás muy identificado en este lugar. Después de todo, ¿no es esto donde siempre has querido estar?"
Alejandro no pudo evitar sonreír. Camila tenía razón. Se sentía más seguro y protegido en su jaula que en cualquier otro lugar.
Y así, Alejandro comenzó una nueva etapa en su vida. Dormía en su jaula, se despertaba cada mañana para servir a Camila el desayuno y pasaba sus días cumpliendo sus órdenes. A pesar de todo, nunca había sido tan feliz.
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Sumisión en la Oficina
RomanceCamila y Alejandro trabajan juntos de analistas en una oficina. Este relato narra como va creciendo una relación D/s (Dominación/sumisión) entre ellos dos. Van explorando varios temas y juegos para ganar experiencia y placer. Se van a convertir en l...