2. el plan

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- No funcionará.

El sol caía de lado en aquella terraza de Madrid. Juanjo se abanicaba, más por estrés que por calor, sintiéndose al borde del ataque de nervios por enésima vez en lo que llevaba de semana. Sabía que el plan de Martin era una locura, sabía que las posibilidades eran ínfimas, pero... ¿tenían otra opción?

A su lado, el vasco bebía un trago de su café con hielo de manera pausada, pensando con calma sus próximos argumentos.

- Es un completo disparate. - Insistió Bea.

La madrileña los miraba con una expresión entre divertida y asombrada. Sus amigos habían perdido la cabeza de manera definitiva. De todas las opciones que tenían, habían elegido la más inverosímil de todas. No era una locura, era una utopía directamente.

- ¿Por qué? - Cuestionó Martin, posando el vaso sobre la mesa con cuidado.

Bea se rio.

- ¿Has sabido algo de ellas últimamente? - Replicó la chica. - Hace años que no se hablan, Martin. Rus y Almu se repelen como si fuesen agua y aceite, Chiara vive en su propia burbuja musical y Violeta... - La morena resopló. - Quién sabe lo que estará haciendo Violeta.

Removió su infusión y se la llevó a la boca, esperando la reacción de sus dos interlocutores. Juanjo se abanicó con un poco más de fuerza, a punto levantarse y echarse a correr para descargar adrenalina, mientras Martin se tocaba la barba barajando sus opciones.

- ¿Ninguna tiene contacto? - Quiso saber el de Bilbao.

La madrileña suspiró, dudando por un instante.

- Sé que Ruslana y Chiara se mensajean de vez en cuando. - Confesó. Martin no pudo evitar la sonrisa, sabiendo lo cercanas que eran la ucraniana y la menorquina. Él también solía formar parte de aquel pack, pero ese era un pensamiento que intentaba evitar. Dolía demasiado como para recrearse en él. - Cuando Rus toca en Cataluña, a veces quedan para tomar algo o para ponerse al día, pero no es algo habitual. - La morena cogió aire antes de continuar. - Y me gustaría deciros que Denna y Violeta se siguen hablando, porque quiero que sea verdad. Sabéis lo especial que era su amistad. - Los Majos asintieron. - Pero teniendo en cuenta que cada una parece vivir en un universo totalmente opuesto a la otra, no tengo ni idea de si pasa o no.

- ¿Y que pasa con...? - Intervino Juanjo, un poco titubeante. - Ya sabes... ¿Crees que habrán vuelto a hablar?

Bea soltó una risa sarcástica.

- No lo sé. - Indicó. - Pero teniendo en cuenta como terminó todo... Si tuviese que apostar, mi dinero se iría todo al no.

Los chicos sintieron un malestar en el pecho fruto del dolor. Aquella ruptura había salpicado a mucha gente, incluidos ellos, y las consecuencias todavía se estaban pagando.

- Por eso os digo que es una auténtica ida de olla. - Continuó Bea. - Después de la marcha de Violeta, se formaron dos bandos. Rus y Kiki contra Denna y ella. - La morena rectificó. - Bueno, Denna a secas porque la otra desapareció de la faz de la tierra. - Martin puso una mueca triste. - Se dijeron cosas muy fuertes unas a otras. Se abrieron heridas muy difíciles de sanar. Vinieron las entrevistas envenenadas, los cruces de declaraciones en los primeros años tras el final. Se destruyó todo lo que habían trabajado tan duro por crear, especialmente a nivel personal. Y, en vez de tratar que el tiempo curase sus cicatrices, tengo la sensación de que todos los golpes bajos intercambiados siguen enquistados en algún rincón de sus corazones.

La madrileña se detuvo para respirar, rememorando lo difícil que había sido aquella época. Ya no solo por la disolución del grupo, si no por el hecho de ver a sus amigas destruirse de un modo tan despiadado y cruel.

Entre Mis VersosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora