8. el domingo

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Quedaban 24 horas para que Martin y Juanjo llegasen con sus planes de documental y su idea de reunirse. Para ellos era el principio de todo. Para ellas, el final de aquel experimento en forma de convivencia. Estaba siendo el domingo más domingo de la historia.

Chiara suspiró y se inclinó de nuevo sobre la guitarra. Se había sentado en el porche trasero de la casa, lejos del jardín principal de la entrada. Fundamentalmente, porque Violeta llevaba toda la mañana tendida al sol leyendo un libro al borde de la piscina y, tras el micro infarto de la tarde anterior, prefería no volver a arriesgar su salud cardíaca por culpa de la pelirroja.

Así que buscó el lugar opuesto del chalé y se fue allí con su guitarrita, su libreta y su yogur de lima-limón que Martin había dejado en la nevera con una nota de "creo que estos van a ser tus nuevos favoritos <3".

Retomó los acordes que había estado probando y encajando en las últimas horas. Buscaba una melodía que concordase con la letra que le había gritado su alma el día anterior, pero estaba siendo más difícil de lo esperado. Cada vez que intentaba concentrarse, la imagen de Violeta en bikini invalidaba todos sus esfuerzos.

- Suena bien eso que tocas.

Las palabras de Denna le hicieron dar un respingo en el asiento del balancín en el que estaba sentada. Miró a la andaluza con cierta indignación y ésta le dedicó una sonrisa burlona, quitándose las gafas de sol y poniéndoselas en el pelo.

Se sentó enfrente de ella, aupándose sobre la barandilla. Inclinó la cabeza y le sonrió de manera dulce otra vez. Chiara intentó aguantar la fachada seria, pero terminó cediendo con una pequeña carcajada. Se balanceó un poco en el columpio y volvió a mirar a sus libretas. Los ojos de la rubia siguieron su trayectoria, aunque desde su perspectiva no alcanzaba a leer con claridad lo que había escrito en ellas.

Su corazón dio un vuelco igualmente, reconociendo el caos habitual de las composiciones de la británica. No había sido consciente de lo mucho que había echado de menos su proceso creativo hasta que había vuelto a tenerlo delante.

- ¿Es nuevo?

- ¿Mmm?

La granadina señaló con la barbilla hacia su guitarra.

- Lo que estabas tocando.

La inglesa sonrió, haciendo sonar un par de cuerdas del instrumento.

- Sí, lo estoy probando.

Denna la miró con complicidad.

- ¿Me lo enseñas?

Chiara dudó. Ya no estaba acostumbrada a mostrarle sus composiciones a sus amigos, más que a Suzette muy de vez en cuando. ¿Y si la juzgaba? ¿Y si le parecía cutre? ¿Y si ya no le gustaba? Si alguien como Denna, con quien había compartido tanto a nivel artístico, desaprobaba su trabajo, su autoestima se hundiría hasta el subsuelo.

Pero los ojos de la rubia eran cálidos y comprensivos. Era Denna. Su Denna. Si no tenía confianza para tocarle algo nuevo a ella... ¿realmente le quedaba alguien a quien poder abrir su corazón musicalmente sin temor a ser rechazada?

Inspiró y cogió aire. Tras unos segundos más de incertidumbre, terminó cediendo.

- Está bien.

A la andaluza le sorprendió la facilidad con la que la menorquina había aceptado el trato. Llevaba una ristra de argumentos preparados que ya no le iban a hacer falta.

La morena comenzó a tocar una melodía que a la granadina le gustó de inmediato. Se le pusieron los pelos de punta al volver a escuchar esa manera tan suya de tocar la guitarra y sonrió en automático al ver la cara de concentración de la británica. Dejó que la música la atrapase durante un par de minutos, fluyendo al ritmo que marcaban los dedos de la balear sobre las cuerdas.

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⏰ Última actualización: Aug 19 ⏰

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