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"𝐴𝑙𝑔𝑢𝑖𝑒𝑛 𝑞𝑢𝑒 𝑡𝑖𝑒𝑛𝑒 𝑢𝑛 𝑠𝑜𝑙𝑜 𝑎𝑚𝑜𝑟 𝑒𝑛 𝑠𝑢 𝑣𝑖𝑑𝑎 "
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Tras ser raptado por los bárbaros y vendido a los lacayos del imperio enemigo de su tierra natal, Izuku decide ganarse el favor del sultán del gran imperio...
Nmmn, toda la perra semana me dio un estrés, no se metan a hoteleria, de verdad, es una chinga lidiar con huéspedes y con personal.
Debería hacer un libro de mis anécdotas con huéspedes con derecho jsjsjs
No descanso hoy pero ps ya llevo 5 días escribiendo este capítulo
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Durante toda la noche Katsuki se encargo de cuidar de su favorito, limpiando su rostro ligeramente caliente por la fiebre o alimentandolo en lapsos donde; según Izuku, su cachorro pedía comida.
Katsuki por primera vez disfrutó en demasía tener bajo su cuidado a alguien de su harén.
Su alfa inflaba su pecho con orgullo por ser capaz de cuidar a la perfección a su adorada esmeralda.
El sol pronto se asomó por el balcón de los aposentos, el sueño acabó con el alfa a los primeros rayos. Izuku abrió sus ojos lentamente, la fiebre de su cuerpo se calmó y su rostro ya no lo sentía tan inflamado como anoche.
Vio al sultán dormido a su lado, acarició con cariño sus cabellos rubios para depositar un beso en su frente.
Con cuidado de no despertarlo se levantó de la cama, observo su rostro a través del espejo de cuerpo completo, una sonrisa de alivio se reflejo en sus labios. La hinchazón de su cara ya no estaba más que una pequeña cortada en su labio inferior que con un poco de maquillaje podría cubrir.
Vio la ropa que Denki le había dejado anoche cuando llegaron a los aposentos. Un bonito vestido verde olivo con un chaleco marrón, su vientre estaba empezando a abultarse lo que le estaba gustando, sentir la rigidez de su piel por el crecimiento de su cachorro.
——"ya quiero tenerte en mis brazos mi pequeño dragón"
Pronto recordó que el sultán expulsó a Eijirou.
Lo expulsó.
Ya no estaría más en el palacio del sultán, al fin estaría en paz, no tendría que preocuparse por encontrarse con el omega de cabellos rojos en los pasillos.
Desde que había llegado Eijirou solamente lo ha molestado, luego hizo que lo encerraran en el calabozo, lo golpeó, lo llamó ladrón.
Se merecía la expulsión, además no quería preocuparse porque el omega entrara otra vez a los aposentos del sultán.
— Deku
Volteó al oír la voz somnolienta del alfa, dejó la prenda de nuevo en el pequeño sillón al pie de la cama para volver a recostarse al lado de su alfa.
— Kacchan, buenos días —sonrió para dejar un casto beso en los labios del rubio—. ¿cómo durmió mi sultán?
Observó maravillado esa faceta como la de un cachorro recién levantado, Katsuki frotó sus ojos levemente hinchados por la desvelada.
