07 TE ESTABAS TARDANDO

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INUYASHA

El sonido del reloj interrumpió mi sueño; con los ojos aún cerrados y de mala gana, intenté alcanzar el despertador para apagarlo. Cuando por fin el silencio volvió a reinar en la habitación, me acomodé nuevamente para dormir un rato más, y para mi sorpresa, Kagome estaba profundamente dormida a mi lado. Se veía tan serena, cómoda, y que decir de lo sensual que lucía con su cabello azabache alborotado.

Me acerqué con cuidado de no despertarla, y quité un mechón de cabello de su hermoso rostro; la tranquilidad que transmitían contrastaba con la intensidad con la que se había entregado a mí durante toda la noche. Recorrí su espalda desnuda con mis dedos, sintiendo la suavidad de su piel; me detuve cuando Kagome se removió un poco, sin embargo, siguió durmiendo, así que volví a acariciarla hasta llegar al final de su espalda, encontrándome con la sábana cubriendo el resto de su cuerpo. No pude con la tentación y dejé un suave beso en la curva de su cintura.

-¿Inu... yasha? -dijo con voz adormilada.

-Shhh, sigue durmiendo, preciosa -dije acariciando su cintura y besando su hombro.

-Contigo besando mi cuerpo, es imposible -respondió con una sonrisa mientras abría sus ojos. Giró para quedar frente a mí, cubriéndose con la sábana.

-¿Por qué te cubres? Ya conozco perfectamente tu cuerpo. -Me miró entre sorprendida y tímida por mi comentario, pero su respuesta, demostró mucha seguridad.

-No quiero volver a despertar al Inuyasha salvaje que vive dentro de ti -me guiñó un ojo y se levantó de la cama, dejándome sin palabras.

Caminó muy provocativa hacia el baño, y al llegar a la puerta, dejó caer la sábana al suelo, exponiendo su desnudez y me quedé embelesado admirando su cuerpo perfecto. Kagome volvió a mirarme con picardía, y me emocioné creyendo que me invitaría a entrar con ella, pero fue todo lo contrario.

-Ni se te ocurra acercarte al baño, tigre -dijo con voz firme seguido de una risa juguetona mientras entraba y cerraba la puerta detrás de ella.

¿Acaso estaba coqueteando conmigo tan temprano? Aunque para mí, eso SÍ era una invitación para seguirla, así que me dirigí rápidamente hacia el baño y para mi sorpresa, la puerta no estaba asegurada. Entré en silencio, y me quedé un momento admirando cómo el agua se deslizaba por su cuerpo y una cortina de vapor envolvía el lugar. Me quité el bóxer y entré bajo el agua de la regadera, abrazando a Kagome por detrás.

-¿Qué haces? -preguntó con total calma.

-Sé que acordamos que sólo sería una noche -susurré cerca de su oído-, pero no puedo ni quiero desaprovechar esta oportunidad.

-Mmm ¿será que estoy en un Déjà vu? -su voz era tan sensual y eso estaba provocando una gran erección en mí.

-¿Por qué lo dices? -pregunté acariciando cada rincón de sus hermosos pechos.

-Por nada -respondió en un susurro mientras apoyaba su cabeza en mi hombro.

-Anoche te escuché gemir mientras te bañabas. -Sentí su cuerpo tensarse de inmediato, y sonreí acariciando su cuello con la punta de mi nariz-. Siempre causo ese efecto en las mujeres.

-¿Me estabas espiando? -pregunté en forma de un ronroneo mientras restregaba su cuerpo contra el mío.

-Claro que no, pequeña gatita -apreté sus pechos con suavidad-. Pero cuando te escuché quise entrar y poseerte. Me costó mucho contenerme.

-Y ahora -soltó un gemido tan sensual que me excitó más de lo que ya estaba-. ¿Qué te detiene, Inuyasha?

Lamí su cuello mientras con mi mano comenzaba a jugar con uno de sus pezones. Sentí su cuerpo estremecerse al instante y otro gemido escapó de sus labios; me fascinaba saber que respondía rápidamente a mis caricias, que a pesar de que habíamos dicho que solo sería una noche, nos dejábamos llevar por nuestro deseo sexual.

NOCHE DE COPASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora