02 OLVIDAR

106 11 2
                                        

INUYASHA

Desperté al escuchar el insistente sonido del despertador, y con un suspiro resignado, estiré el brazo para detener ese molesto escándalo. Giré para abrazar el cálido cuerpo de mi encantadora compañera, pero me encontré con ese lado de la cama completamente vacío.

-¡Escapaste! -susurré, sonriendo como un adolescente.

Acababa de pasar la mejor noche de mi vida. El aroma de aquella mujer aún impregnaba la habitación y de inmediato, los recuerdos de ese encuentro llegaron a mi mente: la suavidad de su piel, la pasión en sus ojos y su voz gritando mi nombre; fueron suficientes para provocarme una nueva erección. Solo un pensamiento bastó para querer volver a tenerla entre mis brazos y revivir esas sensaciones.

Negué con la cabeza y me dirigí hacia al baño. Sin pensarlo, me metí bajo la regadera. El agua fría cayó sobre mi cuerpo, cada gota disipaba la calidez, llevándose consigo la lujuria que aún resonaba en mi piel. El contraste intenso calmó mis pensamientos ardientes, dejando una sensación refrescante y renovadora que me preparó para enfrentar el día con claridad. Se que no pregunté su nombre, y cualquiera podría que pensar que fue algo idiota de mi parte; y lo acepto, lo fue, pero eso no impediría que hiciera unas cuantas investigaciones para dar con ella.

Al salir de la ducha, un brillo peculiar en el lavabo llamó mi atención, me acerqué y descubrí un anillo, y no era uno cualquiera, se trata a de un anillo de matrimonio. La sonrisa que tenía se esfumó como por arte de magia; esa era una perfecta señal de que, aunque la encontrara, no volvería a estar con ella; y que el encuentro prohibido de esa noche quedaría únicamente grabado en mi memoria. Solté un suspiro resignado; tomé el anillo y lo guardé en el cajón del buró, ese sería el recordatorio perfecto de una excitante noche que se desvanecía en la luz del amanecer.

Me vestí con unos cómodos jeans de mezclilla y una camisa azul manga larga, eligiendo un look casual pero pulido para enfrentar el día en la oficina. Después de tomar las llaves del auto, busqué mi celular, recordando con una sonrisa que lo había lanzado para no ser interrumpido durante la noche. Lo encontré bajo la mesa, lo encendí y por suerte no había sufrido ningún daño.

Me preparé para salir, cuando las notificaciones de mensajes y llamadas perdidas comenzaron a llegar. Con fastidio lo revisé y en ese momento maldecí en mi interior; estaba en serios problemas. uno de los mensajes era de Otto: "Inuyasha, el objetivo está aquí". Esa pequeña línea ya me indicaba un dia lleno de reproches y llamados de atención; pero el que más me alteró fue el del Subdirector General: "Más te vale que traigas tu maldito trasero a la oficina a primera hora"

-Demonios, van a matarme -exclamé preocupado.

Conduje lo más rápido posible por las calles de Osaka, el tráfico me impedía avanzar. No tuve más opción que activar el sonido de la sirena del auto, por lo que, los demás conductores comenzaron a abrir el camino para que pudiera pasar. A veces encontraba grandes ventajas al ser el Inspector de Policía.

Al llegar a la estación policial, subí lo más rápido que pude a las oficinas del Subdirector.

-Buen día, General -Saludé despreocupadamente.

-¿Dónde diablos estabas anoche? -Preguntó muy molesto- Se suponía que estabas encubierto en el bar.

-Yo -quise gritarle que estaba pasando la mejor noche de mi vida follando a una hermosa mujer, pero si lo hacía, sería capaz hasta de despedirme, así que me contuve-. Nadie apareció en el lugar. -Afirmé intentando sonar convincente y me recargué en la silla con los brazos detrás de la cabeza.

-¡IDIOTA! -gritó exasperado golpeando el escritorio-. Perdimos a Onigumo, todo el trabajo que habíamos hecho se fue a la mierda por tu falta de responsabilidad.

NOCHE DE COPASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora