12 TRAIDORES

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INUYASHA

Estaba camino a la oficina de Sesshomaru, mientras en mi mente me debatía si enviarla o no un mensaje a Kagome. Esa mujer tenía algo que me atrapaba, además de ser increíble en la cama; me sentía bien cuando hablaba con ella, y más ahora que sabía de la historia de Shippo.

-¡Shippo! -exclamé chasqueando los dedos-. Perdóname, hijo, pero sólo será por esta ocasión.

Mi hijo había formado una conexión especial con Kagome, lo que para mí resultaba un poco extraño tomando en cuenta que Shippo era un poco reservado con personas ajenas a la familia. Tenía el pretexto ideal, aunque demasiado infantil, para tener un nuevo encuentro con ella. Comencé a escribir el mensaje:

Disculpa por el atrevimiento. Tomé tu número de la denuncia que hicieron en Nara. Shippo me insistió en que te mandara un mensaje. Kei, espero no te moleste

Leí el mensaje una y otra vez, dudando si enviarlo o no. ¡Lo sé! Me estaba comportando como un adolescente. Pero era inevitable, Kagome tenía algo que me enganchaba a ella. Sin darme cuenta, ya estaba frente a la oficina de mi hermano, así que, con un suspiro, apreté el botón de enviar y guardé el celular rápidamente.

-Es solo un mensaje -musité mientras golpeaba la puerta.

La fría voz de Sesshomaru me dio la orden de entrar. Al cruzar la puerta, sentí una punzada extraña en el pecho, era cómo si supiera que lo tenía que decirme cambiaría el rumbo de la investigación. Mi hermano esta sentado tras su enorme escritorio, revisando unos documentos; su rostro mantenía su semblante serio e inquebrantable.

-¿Por qué deshabilitaste la sala de reuniones? -pregunté sin tantos rodeos mientras me sentaba frente a él.

-Simple, hay un traidor entre nosotros -respondió sin siquiera mirarme a los ojos.

-¡Dime algo nuevo! -exclamé frustrado.

-Inuyasha, -finalmente me miró a los ojos, tal vez analizando si debía o no darme más explicaciones.

-¡Vamos, hermano! Estoy seguro de que algo sabes, de lo contrario no me habrías pedido que viniera.

-Sabes perfectamente en lo que estamos metidos -la seriedad en su voz me causó un escalofrío-. Lo último que necesitamos es que sigan filtrando información "confidencial".

-¿Sospechas de alguien? -intenté sonar despreocupado, aunque por dentro, los nervios, la ansiedad y la duda me estaban matando.

Sesshomaru se levantó de su asiento y caminó hacia la ventana. Se quedó un momento observando la ciudad y ese silencio me estaba desesperando. Él sabía mucho más de lo que podía imaginar, no tenía dudas.

-Debemos tener cuidado con los Chiba -dijo rompiendo aquel silencio incómodo-. Si descubren lo que estamos haciendo...

-Querrás decir, lo que tú estás haciendo -lo interrumpí-. Si te descubren...

-Te recuerdo que tú estás conmigo en esto -ahora fue mi hermano quien interrumpió-. Si cae uno, caemos los dos.

El ambiente en la oficina se volvió extremadamente tenso. Realmente, si alguien se enteraba de que nosotros... ¡No! Mis nervios me estaban traicionando, y no podía permitirme un momento de debilidad.

-¿Qué piensas de Naraku? -pregunté, soltando la duda que llevaba meses rondando mis pensamientos, y claramente, para regresar la atención hacia los sospechosos.

-Ha actuado muy raro -respondió al mismo tiempo que volvía su asiento-. Naraku es demasiado inteligente, sabe tomar el control de las cosas, pero ahora lo desconozco.

NOCHE DE COPASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora