Capítulo 10

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El siguiente capítulo contiene temas sensibles de índole sexual que podría perturbar a algunos lectores. Se recomienda discreción y que si esto puede llegar herir su sensibilidad se abstenga de continuar su lectura.

— ¿Hermano, qué fue lo que le paso a Arthur-san ayer? ¿Se encuentra bien?— preguntó Chuuya preocupado mientras jugaba con el tenedor en su mano sin decidirse a tocar su desayuno. — Fue tan raro, de pronto toda la habitación se llenó rápidamente de sus feromonas.... —

Su hermano Paul escupió el jugo de naranja que bebía y se percató abochornado que justo en ese momento su esposo entraba al comedor cargando un gran tazón de fruta picada en sus manos que asentó cerca de ellos. Como era usual, Arthur, su esposo, usaba un largo suéter de manga larga porque sin importar el tipo de clima que hubiera él siempre sentía frío. Llevaba su largo cabello oscuro suelto y al ver al par de hermanos les dirigió una resplandeciente sonrisa.

—Él está bien...— dijo Paul recomponiéndose y tosió para disimular su vergüenza.

—Que cuñado tan lindo tengo— soltó alegre Arthur que había escuchado las preocupaciones de Chuuya sobre su vergonzosa escena de ayer.

—Por supuesto— contestó Chuuya de manera sincera — Mi hermano te adora, todavía recuerdo cuando antes de casarse tuvieron una fuerte pelea y se quería encerrar en el sótano de nuestra casa diciendo que no saldría de ahí hasta que lo perdonaras.

Arthur se sentó en la mesa a lado de Paul y le dirigió una mirada divertida a su esposo que veía a su enano hermano pelirrojo con intenciones asesinas.

—Es la verdad ¿por qué no eres sincero? Sabes que adoras a Arthur san. Ayer luego de esa explosión de feromonas y el ruido que hacían en su habitación me quedo claro...—continuó Chuuya sin delicadeza y Paul empezó a atragantarse con su comida.

Arthur le acercó un vaso con agua para que pudiera pasarse la comida él cual aceptó su esposo para beber copiosamente de él.

—Ajajaja eso... — soltó apenado Arthur abochornado. —No se supone que vieras esa escena tan vergonzosa.

—Nunca había visto a ni-san así, incluso el color de sus ojos cambio en cuanto percibió tus feromonas...— soltó Chuuya de manera inocente.

— ¡Chuuya!— gritó Paul agitado y con sus mejillas completamente rojas.

Arthur ya no pudo aguantar la risa y se carcajeó feliz.

— ¿No lo sabías? Es normal entre los Alfas dominantes cuando algo les excita— explicó entre risas su cuñado. — Tú también lo experimentarás a su tiempo— agregó divertido.

— ¡Oye Chuuya! — lo interrumpió Paul con una ceja brincándole. — ¡¿No viniste de visita porque querías hablar conmigo?!— se quejó su hermano limpiándose la boca.

—Si porque necesitaba un consejo y no te lo podía pedir por teléfono— explicó el pelirrojo pensativo. —Tú eres el único que es como yo...—murmuró apenado y bajo la mirada.

Paul y Arthur intercambiaron miradas preocupadas.

—Bueno... — dijo Arthur para amenizar el ambiente. — Creo que esta es una buena oportunidad para que Chuuya-san aprenda sobre alfas y omegas. Ya está en la escuela media y quizás pronto tenga una linda novia o novio ¿No lo crees querido?—Dijo Arthur emocionado con la idea de ver a su querido cuñado con alguna potencial pareja.

—Sí, eso creo...—dijo Paul viendo con semblante preocupado a su hermano.

— Sobre lo que paso ayer... ¿Sabes qué pasa cuando un Alfa y un Omega tienen una marca?— Arthur le preguntó a Chuuya para ver que tanto sabía su inocente e inexperto cuñado.

La marca falsa (Chuuya x Dazai)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora