Osamu Dazai, un joven omega que atraviesa una serie de desafíos tras la repentina pérdida de sus padres adoptivos y el abandono de su pareja, Fyodor. Sumido en la tristeza y la confusión, Dazai intenta seguir adelante, pero se ve atrapado en una esp...
Nathaniel había visto al mismísimo diablo en el cuarto de Osamu y supo que estaba en peligro; debía ocultarse. Se apresuró en andar por el largo pasillo y con la vista busco alguna habitación vacía para colarse. No tardó mucho en encontrar una habitación por la que vio salir a una enfermera y sin siquiera revisar que no se encontrará alguien dentro se internó en ella a pesar de estar a oscuras. Minutos después tal como lo predijo, el diablo ya había enviado a alguien a buscarlo, un guarura Alfa de gran tamaño que trataba de encontrar su rastro.
Suspiro aliviado de haber evitado aquella situación cuando escucho el sonido de un *bip* al fondo de la habitación. Entró más en ella y encontró una persona conectada a un gran número de máquinas. Nathaniel se persignó y pidió por el alma del pobre hombre que yacía ahí. Tenía la mitad del rostro cubierto de vendas y otras tantas más por todo su cuerpo. Se acercó al pie de la cama y encontró una tableta con el nombre y tratamiento del hombre. La tomó para leerla:
Nombre: Desconocido
Edad: Desconocida /posiblemente hombre de 45 años
Primer género: Hombre
Segundo género: Desconocido /posiblemente Alfa observando su rápida recuperación
Antecedentes: Desconocidos
Observaciones: Hombre rescatado en el vuelo 366 presenta graves quemaduras en rostro y cuerpo. Ojo izquierdo parcialmente dañado.
Laceraciones en brazos y piernas, columna sin daño aparente.
El paciente se encuentra en coma desde el día de su admisión.
Tiempo de observación: 6 meses y contando.
Tratamiento: ...
—Que Dios cuide de tu pobre alma—dijo Nathaniel e iba a darse media vuelta para volver a salir cuando escuchó un suave quejido.
—Por favor... ¿Hay alguien ahí?— preguntó la persona desde su cama.
Nathaniel se giró sorprendido y regreso sobre sus pasos.
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—Sí, dígame— dijo parándose a un lado de la cama del hombre que lo veía con él único ojo que tenía descubierto.
— ¿Dónde estoy?— preguntó desorientado.
—Se encuentra en el hospital del Centro— le indicó Nathaniel.
— ¡Mi esposo... mi esposo...! ¿Sabe dónde está? Nos separamos...— dijo débilmente el hombre entre quejidos.
—Disculpe, no soy personal del hospital. Soy un cura, lo lamento— dijo afligido Nathaniel de no poder ayudarlo.
— En cuanto salga buscaré a alguna enfermera para que busque a su esposo ¿Cómo se llama?
