Capítulo 9

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Llegaron a una habitación bellamente amueblada. El papel tapiz era de un bonito color turquesa y tenía algunos cuadros de paisajes colgados de las paredes, a excepción de la pared izquierda que era un ventanal que daba vista a uno de los jardines de la institución.

En la habitación había un enorme animal de peluche, dos enormes jarrones con flores y una pequeña sala conformada por dos sillones y un sofá, una mesa de centro e incluso había una mecedora en una esquina.

Chuuya ayudo a Dazai a caminar hasta el sofá y se sentó a su lado.

—Me dijeron que esperáramos aquí— le indicó Chuuya y posó el dorso de su mano en su mejilla.

—Aún estás caliente...—chasqueó los dientes molesto.

—Estoy bien— dijo Dazai restándole importancia y posó su mano sobre la suya. — Te dije que si me sentía muy mal te avisaría, tranquilo. —

—No "muy mal" si estás "mal" me avisas...—Aclaró Chuuya.

—Quizás es por el estrés. —añadió con preocupación

Dazai observó al ansioso pelirrojo y en silencio le agradeció su preocupación. Quiso atribuir que sus sentimientos eran realmente genuinos porque se sentía en verdad de esa manera pero él sabía la verdad. Una que había guardado los últimos años. En realidad, lo supo desde que se vieron la primera vez durante la escuela media. Por eso cuando Chuuya lo ignoró, aunque se sintió mal estaba aliviado porque él al parecer no se había dado cuenta de nada de lo que había sucedido en ese breve momento cuando se besaron. Al contrario de él que lo experimento por todo su cuerpo por algunos días y que por primera vez en su vida sintió dudas en su corazón. Había intentado acercarse a él para conocerlo, Chuuya era su destinado, quería saber qué tipo de persona era pero afortunadamente él lo rechazó y pensó que sería lo mejor, después de todo él le había robado un beso y comenzaba a salir con Fyodor; quizás fue lo mejor en ese momento. Con él tiempo Chuuya también encontraría a alguien más para amar. No tenían por qué estar atados a algo llamado "destino", pero por alguna broma cruel ese mismo destino los había juntado una vez más y no podía negar que Chuuya removía cosas en su adolorido corazón. Era tan amable y cálido que le dolía; incluso estaba ahí acompañándolo en ese momento tan importante. Él no merecía una persona tan resplandeciente, Chuuya se merecía a alguien que estuviera a su nivel; alguien que no hubiera querido jugar con el destino por aferrarse a un amor no correspondido.

¿Qué pensaría Chuuya si le dijera que sabía que eran destinados y aún así dejo que lo marcara otro Alfa e incluso tuvo un bebé con éste? Y que ese mismo Alfa que amo lo abandonó porque "el señorito no quiero estar atado por el destino" lo prefirió a él antes que a su destinado. No podía decirle a Chuuya, por eso antes de que fuera doloroso para ambos debía alejarse de él. Disfrutaría sus últimos momentos con su hijo y Chuuya y luego recogería sus pedazos rotos y los arrojaría a un lugar donde nadie lo interrumpiera. Un lugar donde el alfa pelirrojo no estuviera ahí para salvarlo.

La enfermera entró a la habitación con un pequeño bulto envuelto entre sus brazos y los corazones de ambos se detuvieron. Chuuya nervioso trago saliva y observo con detenimiento las expresiones de Dazai. Sus ojos parecían dos esferas oscuras y brillantes a punto de quebrarse, había demasiado dolor en su rostro y el cuerpo comenzó a temblarle ligeramente.

—Traigo a su bebé— les informó la mujer avanzando hacia ellos y lo depositó con cuidado en los brazos del castaño que ya no podía controlar los temblores de sus manos, Chuuya se pegó más a él y le ayudo a sostenerlo. .

—Gracias— le dijo Chuuya a la enfermera.

—Escuchen padres, solo puedo dejarlo con ustedes por quince minutos y luego vendré por él ¿De acuerdo?— comentó de manera solemne la enfermera. —Lamento su pérdida. — hizo una reverencia y se retiró en silencio cerrando la puerta para darles un momento de privacidad.

La marca falsa (Chuuya x Dazai)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora