Una fina hebra de sangre se deslizaba por la garganta de Taehyung, no podía moverse, Walter lo tenía sujeto por sus cabellos y sostenía un cuchillo contra su garganta. Frente a ellos se encontraba Jungkook, con un martillo ensangrentado en su mano derecha.
—Señor —habló Walter—, he encontrado una nueva rata. ¿Me permite deshacerme de ella? Esta vez no quiero que usted se ensucie las manos.
—Suéltalo —demandó Jungkook.
—¿Perdone? —preguntó Walter con desconcierto.
—Walter, Taehyung no es como esos omegas a los que traje, sabiendo que solo estaban conmigo porque los habían mandado a espiarme. Taehyung no es así, él es diferente.
—Pero todas las noches lo espiaba señor —las palabras de Walter sorprendieron a Taehyung. ¿Siempre lo había visto?—, solo que ahora se atrevió a mirar en el sótano.
—Walter, te di una orden y no quiero tener que repetirla —la voz de Jungkook sonó ronca y demandante—, porque en el preciso momento en que lo haga, ya estarías muerto.
El mayordomo obedeció esta vez y liberó a Taehyung, quien cayó de rodillas al suelo y terminó sentándose por completo. La piernas le temblaban tanto que no pudo mantenerse de pie, ni siquiera podía hablar. Jungkook se acercó y acuchilló frente a él.
—Tae, escucha atentamente lo que voy a decirte, porque no te lo explicaré dos veces. Soy el líder de la mafia "La Dahlia", ¿la conoces? Desde que mi padre me dejó a cargo de su negocio a la edad de 15 años, fui convirtiéndome en esto que soy ahora. He matado a innumerables personas y no, no estoy arrepentido de mis actos.
»De lo único que me arrepintiría es de perderte o lastimarte. Desde que llegaste a mi vida te convertiste en mi eje, y ahora mi mundo gira alrededor de ti. —Colocó su frente contra la de Taehyung, con suavidad—. Te amo pequeño. Y no me perdonaría nunca si algo malo te sucediera.
Taehyung se mantuvo en silencio. Aún no daba crédito de todo lo que había visto y escuchado. El corazón le seguía latiendo muy deprisa y respiraba un poco sofocado.
Es que todavía no se creía que el pésimo chiste de Jimin, como una travesura del destino o un castigo de la vida por su mal comportamiento, se había hecho realidad.
Jungkook, su alfa de ojos amarillos, era un mafioso. Y uno muy peligroso. "La Dahlia" era la mafia más violenta, temida y respetada incluso por el gobierno militar, que a pesar de conocer de su existencia, nunca han podido dar con ninguno de sus integrantes, mucho menos con su líder y de sus fechorías, se han dado a conocer por el mundo entero, causando pánico en el pueblo y en sus enemigos.
¿Estaba teniendo una pesadilla acaso? Sí, debía ser un mal sueño.
—Tae —habló nuevamente Jungkook—, di algo. Necesito escuchar lo que sea que salga de tu boca, así sea para maldecirme.
Taehyung solo se limitó a abrir la boca y sacar la lengua lastimada. Jungkook no lo pensó dos veces, lo cargó en brazos y lo llevó al cuarto que compartían juntos.
—Walter, trae el botiquín.
—Sí señor —respondió el hombre y cumplió con la orden.
Jungkook curó las heridas de su omega, con delicadeza para no lastimarle más.
—Lo siento mucho bebé. Nunca quise que vieras eso. Después que te cures, aceptaré cualquier cosa que digas o quieras hacer.
Taehyung bajó la mirada, aún le era impactante todo lo que había descubierto debido a su curiosidad. Jungkook era el líder de una mafia muy peligrosa; pero con él nunca fue cruel, todo lo contrario, siempre le dio cariño, confort, calor y gustitos que se le antojaban de vez en cuando.
¿Era tan malo vivir con un mafioso? Tal vez, pero este alfa lo quería, si no, no le hubiese revelado quién era en realidad. Sí, lo que había presenciado dejaba mucho qué decir, no obstante, Jungkook podría haberle mentido y decirle que solo estaba saldando cuentas con alguien que le había hecho daño. Contrario a eso, le reveló la identidad que ni siquiera el gobierno militar ha podido descubrir.
Jungkook era alguien querido y respetado por la sociedad, ya se había dado cuenta de eso. Era bueno con los buenos y al parecer, malo con los malos. Pero idenpendientemente del suceso que había presenciado, quería a su alfa. Ya se había acostumbrado a un Jungkook tierno. Ahora, ¿habría que acostumbrarse a un Jungkook malote?
—Si quieres denunciarme con la policía y decir quién soy en realidad...
—Pero señor... —habló Walter, interrumpiéndolo.
—¡Walter! —amenazó Jungkook.
Solo pronunció su nombre, con tono amenazante y el hombre tembló en su sitio. Agachó la cabeza y apretó los labios.
—Decía, Tae, que si quieres denunciarme, separarte de mí y nunca volver a verme, con el dolor de mi alma, lo aceptaré.
Los ojos de Jungkook se cristalizaron. En verdad le dolía perder a su omega, ese chico con el que había formado un lazo que decía jamás se rompería. Taehyung levantó la cabeza y lo miró a los ojos, negó y luego abrazó a su alfa.
—¿Eso qué quiere decir? —preguntó Jungkook.
El omega respondió con otro acto, depositando un suave beso sobre los labios del alfa. ¿Por qué no arriesgarse y vivir una vida tan delirante como esa? De seguro Jimin infartaría si llegase a enterarse, pensaba Taehyung, sin saber que Min Yoongi, era la mano derecha y hombre de más confianza de Jungkook, líder de "La Dahlia". Al igual que él, Jimin se había enamorado de un hombre peligroso; alfas dispuestos a perderlo todo, para proteger a sus omegas.
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©TAECITO CON KOOKIGALLETAS
Fanfic𝗛𝗜𝗦𝗧𝗢𝗥𝗜𝗔 𝗧𝗘𝗥𝗠𝗜𝗡𝗔𝗗𝗔 Jimin está desesperado por deshacerse de su desastroso mejor amigo. Y por eso decide conseguirle un novio. Pobre Jimin, el novio que le encuentra a su amigo era tan desastroso como este. °COMEDIA OMEGAVERSE ° Con...