🍵 -VI- 🍪

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Las prendas de vestir descansaban en el suelo, olvidadas. Mientras que Taehyung se encontraba pegado a la pared que quedaba frente a la entrada, negando una y otra vez con la cabeza, con Jungkook de pie frente a él, sin poder aproximarse; el chico estaba aterrado.

—Na, ni loco me meto eso —dijo mirando hacia la entrepierna de Jungkook.

—Pero Tae…

—Que no —interrumpió—. Perdiste la cordura si tú piensas que me vas a meter esa anaconda. ¿Estás demente acaso? ¿Te afectaron tanto mis feromonas?

—Oye, ¿tan aterradora es mi verga? —preguntó colocándose las manos en la cintura, nunca se había sentido tan ofendido, más bien siempre había recibido halagos por su tamaño.

Taehyung le miró el miembro una y otra vez y respondió a la pregunta: —Es un monstruo.

Jungkook no pudo evitar echarse a reír. Ningún omega le había dicho las cosas que Taehyung le dijo en solo unos segundos. Estaba orgulloso de sí mismo y de su preeminencia; pero ya no se estaba considerando tan afortunado. Tenía al omega que siempre deseó, desnudo ante él y ni siquiera podía tocarlo, solo porque su pene era “algo” grande.

—Está bien —habló, relajando los hombros—, no voy a meterla. Pero al menos, déjame probarte niño, saborear cada tramo de ti. —Dio unos pasos hacia Taehyung—. Tu boca es exquisita, ¿a qué sabrá el resto de tu cuerpo?, me pregunto.

—Bueno, te dejaré probarme solo si prometes que serás cariñoso —desvió la mirada, sonrojado—. Es mi primera vez, recuérdalo.

Jungkook terminó de acortar el espacio que había entre ellos y comenzó a esparcir besitos húmedos en la suave piel de Taehyung. Recorrió gustoso su cuello, su pecho, su abdomen, hasta llegar a la hermosa pelvis del adonis perfecto que quería solo para él, donde su lengua fue la encargada de saborear cada tramo de aquella parte baja del cuerpo.

Jungkook alzó la vista, encontrándose con la de Taehyung, que se mordía el dedo corazón de una mano para suprimir los gimoteos que le provocaba el pelinegro. Su pene aún no estaba del todo erecto, pero el alfa de ojos dorados se encargaría de cambiar la situación. Se puso de pie y lo llevó hasta unos de los muebles de la habitación.

—Acuéstate con la cabeza hacia abajo —indicó el alfa. 

Taehyung no protestó esta vez y cumplió con la indicación. Sus piernas quedaron sobre el lomo del mobiliario y sus glúteos apoyados al espaldar de este, mientras que su espalda y su cabeza quedaron ubicados sobre el cojín.

—¿Era así? —preguntó.

—Así mismo bebé.

Jungkook lo tomó por las piernas, colocándolas a ambos lados de su cuerpo; con su mano izquierda lo sostuvo por las caderas y con la otra agarró el falo medio flácido del pelirrojo, iniciando un movimiento de arriba hacia abajo, mientras apoyaba una pierna sobre el cojín. Taehyung quedó con el trasero hacia arriba, a la entera disposición del alfa pelinegro, quien se inclinó un poco hacia delante y posó su húmeda lengua sobre la intimidad del niño bonito que tenía a su merced.

Taehyung solo podía gemir cuando el alfa saboreaba esa parte sensible de él. Nunca esperó que su primera vez sería tan placentera, de hecho, creía que sufriría cuando vio el tamaño y grosor del pene de Jungkook; pero este le prometió que sería cariñoso, así que se dejaría llevar por las sensaciones y el placer que estaba sintiendo. Quería experimentar todo lo que el alfa estaba dispuesto a enseñarle y decidido a saciar su propio deseo, tomó el miembro de su compañero y lo llevó a su boca, dando pequeñas lamidas. Solo pudo colocar la punta debido a la posición, pero bastó para que el chico de ojos dorados aumentara el ritmo de lo que hacía, haciéndolo delirar. Sin embargo, Jungkook se detuvo, palmeó uno de sus glúteos y le dijo que cambiarían la posición.

Le ordenó que se arrodillara sobre el mueble, de espaldas hacia él y otra vez Taehyung acató sin decir nada. Jungkook ensalivó uno de sus dedos y con cuidado lo introdujo en su interior.

—Si te molesta, avísame —dijo y comenzó a moverlo, brindándole placer al niño lindo que quería poseer, pero sería buen chico, le había dicho que no lo metería y él era un hombre de palabra.

—Sácalo —ordenó Taehyung, sorprendiéndolo—. Y… pu-puedes meterla —le dijo, sorprendiéndolo aún más—, ¡pero suave!

—Seré cuidadoso.

Ah, pero Taehyung se arrepintió de inmediato de sus palabras cuando sintió la intromisión y un fuerte escozor lo embargó hasta hacerlo chillar.

—¡Aayy! —gritó— ¡Más suave animal con ropa!

—Bebé, si solo he metido la punta.

—¿La qué…? —Taehyung ensanchó los ojos—. Ay diosa luna, a veces, eres muy cruel.

©TAECITO CON KOOKIGALLETASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora