Capítulo 1

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Jimin terminaba de empacar los últimos artículos de su lista de viaje; esa misma tarde se marchaba a un pueblo a las afueras de California para la boda de su hermana. Prometió llegar a tiempo para disfrutar de una gran despedida de soltera. Vivía en un departamento a unas cuadras de la universidad, sin compartirlo con nadie, ya que valoraba mucho su privacidad e intimidad, incluso con sus amigos más cercanos. Para él, la privacidad tenía límites, y si deseaba esa soledad, tenía que adaptarse.

Aunque en ocasiones no le gustara.

Tachó en su pequeña libreta todo lo que ya tenía empacado y acomodado perfectamente para subirse a su carro. Le gustaba ser perfeccionista en todo lo que hacía, sin importar el mínimo detalle; era una persona organizada y estricta.

—Jimin —le había llamado su querida hermana—. ¿Ya estás en camino? —preguntó con inquietud.

—Sí, Yuna, ya estoy en camino —Jimin no pudo evitar reír.

—Chimmy, no te burles —sabía perfectamente la causa de esa sonora risa. Se burlaba de ella y de cómo mordía sus dedos cuando estaba intranquila—. No es momento para ser el bufón —reprochó ante las acciones de su hermano.

—Lo siento, pero es gracioso — viró los ojos en un gesto de incredulidad—. Ya no lo haré. Mejor dime en qué bar o discoteca será tu despedida de soltera.

—"Swim". ¿Recuerdas el día de mi graduación cuando papá estaba alterado porque no te encontraba y estabas con Tae-hyung? —preguntó meticulosa, ya que a Jimin no le agradaba recordar aquellos momentos de su vida; era un capítulo que ya había pasado.

—Sí, lo recuerdo —respondió con un poco de pesadez—. No era relevante dar más detalles —suspiró—. Te veo en media hora, adiós—colgó enseguida, estaba enojado.

En el trayecto se relajó de toda la tensión de la universidad con música clásica. Le fascinaba escuchar a Ludwig van Beethoven, especialmente la n.º 14 "Claro de luna". Jimin debía admitir que le encantaba esa obra maestra; no pasaba un día sin escuchar "Claro de luna" con una taza de café.

A mitad de camino, hizo una pausa. Bajó a un baño donde tuvo un encuentro con un chico más alto que él. Este incidente hizo que llegara tarde a la casa de su hermana para desempacar su maleta, pero era inevitable.

Su calentura era más fuerte que el placer que le brindaba el chico. Aunque el chico le pidió su número, Jimin tenía una regla: no repetir con nadie. Le gustaba tener experiencias con diferentes personas; el sexo convencional no era su término favorito.

—Perdón por llegar tarde —dijo al entrar a la discoteca, buscando enseguida a su hermana.

—Qué raro que llegues tarde -le gritó su hermana con ironía, mientras la música empezaba a resonar—. Mis amigas y yo estamos en la segunda mesa de la terraza, así que antes de subir deberías maquillar tu piquete de mosco —comentó Yuna con sarcasmo. Jimin solo asintió y se dirigió al baño.

Su hermana lo conocía perfectamente. Desde que comenzó la preparatoria, Jimin empezó a ser un gran libre albedrío. Aunque tuvo malas experiencias, ahora era precavido, o al menos lo intentaba, pero la mayoría de las veces sabía con quién se metía.

Antes de subir a la terraza, pasó a la barra para pedir algo de beber, preparándose para una gran noche.

—Hola, me das un Bacardí, por favor —pidió al barman.

Swim ᵏᵐDonde viven las historias. Descúbrelo ahora