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Ovidio Guzmán

- ¿Ya estás? -

- Deja me pongo lo tenis y ya - Respondí

- Te espero en el carro, no te tardes cabrón, que ya vamos tarde -

- Ya voy pues -

Aproximadamente ha pasado una semana y media desde que volvimos de Guadalajara a Culiacán, la verdad por mi parte me la pase muy bien allá con la familia de Hanna, salimos con sus primos, jugamos juegos de mesa, salimos al centro de Guadalajara, etc. Todo estuvo muy bien. Pero la magia se acabó y nos tuvimos que regresar. Hoy es cumpleaños de mi tía Aidee - La mamá de Hanna - y vamos a ir a cenar a Vicentillo's, y desde que volvimos ya no la he visto, no ha habido fiestas y cuando hemos salido de antro ella está con sus amigas o ya tiene compromisos.

Termine de ponerme los tenis, me di un último vistazo en el espejo y baje para salir de la casa y después subirme a la troca con Alfredo, ya que, Iván ya se encontraba allá, que por qué según el Alfredo y yo nos tardamos mucho y él no nos iba a esperar. Va a ser una cena familiar se podría decir, solo vamos a ir mis hermanos, los Zambada, una tía de Hanna que vive aquí en Culiacán, algunas amigas de su mamá y ya, mi papá no va a poder pero Emma va a ir en su representación, además de que también son algo cercanas.

- ¿Que le compraste a tu suegrita? - Habló Alfredo por primera vez desde que arrancó el carro

- No es mi suegra - Dije rodando los ojos - Y le compre un reloj -

- Pero bien que quieres que sea tu suegra cabron, ¿Que crees? Que no nos damos cuenta -

- Es que Alf, no se que hacer, si me gusta mucho, pero no se que hacer, y además ni si quiera sé si ella sienta lo mismo que yo - Confesé algo apenado y a la vez desesperado

- Ay el amor, mira ratón, tu sabes como es Hanna y mira, ella se da cuenta de como la tratas desde que llegaste y yo siento que si ella no quisiera te hubiera puesto un alto desde el principio ¿No? - Dijo a lo que yo asentí

- No pues si -

- Ahi está, solo, cuídala y se más constante, dale mas señales, invítala a salir, mándale cosas, y cuando te sientas listo pues ya andan así oficialmente -

- Gracias wey -

- De nada cabron - Dijo a lo que soltamos una risa y continuamos el camino en silencio a excepción de la música del radio

Unos 40 minutos después llegamos al restaurante, entramos y caminamos hasta la gran mesa, los únicos que faltábamos éramos Alfredo y yo, o bueno, eso pensaba hasta que llegamos a la mesa y no la encontré.

- Muchas felicidades tía - Dije mientras le entregaba una bolsa de regalo para después abrazarla levemente

- Gracias hijo, no era necesario - Respondió ella refiriéndose al regalo mientras se separaba del abrazo

- Es de corazón tía, no todos los días cumple años - Ya no dijo nada y después Alfredo imitó mi acción - Tia - Hablé llamando su atención - ¿Y Hanna? -

- Ahorita venía, tenia cosas que hacer y ya después venía - Asentí y fui a saludar a los demás para después ir a sentarme a un lado de Serafín

Bonita | Ovidio Guzmán Donde viven las historias. Descúbrelo ahora