Cap. 6 - Ocho años

72 9 0
                                    

Esa misma tarde hable con mi niña y le pedí que intentara evitar al alfa. Por supuesto, cuestiono mi pedido y simplemente le dije que no confiaba en él, acepto esa respuesta y continuo con sus juegos. Fui hacia los establos, era momento de recorrer los campos y cuando llegué, Obara salía de ahí muy entretenida con el alfa.

Llegué a ellos y le pedí un momento a solas con mi hermana, el caballero asintió y nos dejó solos. Ella me acompaño hasta mi caballo y hablamos un poco de su paseo, pero ya no me gustaba que siguieran aquí, era muy peligroso. Lucerys era peligroso y necesitaba que se vallan.

Aemond – Pregunte a los hombres si ya estaba listo el carruaje para nuestros invitados y me dijeron que no tenían órdenes de prepararlo. ¿Me quieres decir por qué?

Obara – Los invite para que pasen una noche más y aceptaron. – la mire con odio y ella simplemente sonrió.

Aemond – Obara, esto es solo un negocio. Ya le mostraste las instalaciones, ya te encamaste con él, ¿qué más quieres?

Obara - Oh! Vamos hermano! Sabes hace cuanto tiempo que no conozco a alguien como él? – tomo mi brazo y empezó a moverlo – Es inteligente, bueno, gracioso, amable y tiene muy buenos movimientos – sonrió traviesa y reí moviendo la cabeza – Por favor, una noche mas!

Aemond – Una más y en la mañana se irán. No los quiero aquí.

Obara – Sabes que son nuestros nuevos socios, asique los veremos seguido.

Aemond – Tu lo harás, en la ciudad. No los quiero en la casa otra vez.

Obara – Porque no? – desvié la mirada – Cual es la historia entre tú y ese otro alfa? Le pregunte a Elijah y él me dijo que no es asunto suyo. Pero te pregunto a ti, ¿qué pasa entre ustedes dos?

Aemond – Bueno, al menos no es un metido. Le concedo eso

Obara – Aemond! – me miro muy molesta y sabía que esto pasaría, por su culpa. Pero no podía mentirle, no a ella y menos después de tantos años.

Aemond – Es el padre de Lucena – sus ojos marrones crecieron como dos grandes orbes – Es algo largo de contar, pero esa es la verdad. Cuando me dijiste que tenías un contacto para comerciar con Driftmark, jamás me imagine que podría ser precisamente él. Pensé que estaría al lado de su esposa, gobernando la isla, no subido en un barco.

Obara – No me importa si es largo, cuéntame lo que paso entre ustedes y como es que él, es el padre de tu hija. Dime, ¿Lucy lo sabe? ¿Sabe que su padre vive? – asentí con la cabeza – Y sabe que es él? – Negué – Dioses Aemond, jamás esperé esto. Si hubiera sabido...

Aemond – Escucha, sé que te atrae ese alfa y me pone feliz por ti, pero por favor no dejes que se queden más tiempo. No confió en que Lucerys se quede callado por mucho tiempo.

Obara – Ojalá tu hablaras. Nos conocemos hace años, y jamás quise preguntar porque sabía que era doloroso para ti, asique decidí esperarte a que algún día me contaras. – suspiro y miro en varias direcciones – Escucha, tal vez no sea buena idea comerciar con ellos.

Aemond – Que? Pero tu dijiste que era una buena oportunidad para expandirnos y obtener buenas ganancias. Quizás llegar a la reina en persona, fueron tus palabras.

Obara – Y qué hay de ti y de él? Yo no quiero que te sientas incomodo con nada de esto.

Aemond – No te preocupes por mí, yo no lidio con ellos asique no me molesta. La idea es que nuestro viñedo crezca y ellos son nuestra mejor oportunidad. – no la note muy segura y me acerque para tomar sus manos – En serio, no me afecta que tengamos este acuerdo con ellos, solo intenta no invitarlos a la casa.

Secretos y mentiras / LucemondDonde viven las historias. Descúbrelo ahora