Una Noche Inesperada

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Los días pasaban y la relación entre Chan y Ryan se mantenía en un delicado equilibrio. Ambos continuaban viéndose, pero ahora con una conciencia renovada de las emociones que flotaban en el aire cada vez que estaban juntos. No habían tocado el tema de nuevo, y Chan no sabía si eso era bueno o malo. Estaba claro que ninguno de los dos estaba listo para definir lo que sentían, pero esa ambigüedad era también lo que los mantenía cerca.

Una noche, mientras Chan se encontraba en su apartamento, sonó el timbre de la puerta. No estaba esperando a nadie, pero cuando abrió la puerta, allí estaba Ryan, con una botella de vino en la mano y una sonrisa fácil en el rostro.

—¿Tienes planes esta noche? —preguntó Ryan con ese tono despreocupado que a Chan le encantaba.

—No, en realidad estaba pensando en quedarme en casa. ¿Qué tienes en mente?

—Pensé que podríamos relajarnos un poco. He tenido una semana larga y estoy seguro de que tú también. Además, quería pasar un rato contigo sin cámaras ni rumores.

Chan sonrió y lo invitó a pasar. Mientras Ryan se acomodaba en el sofá, Chan fue a la cocina a buscar un par de copas. La idea de pasar una noche tranquila con Ryan le parecía justo lo que necesitaba. Cuando regresó, Ryan ya había abierto la botella y estaba sirviendo el vino.

—Por nosotros —dijo Ryan, alzando su copa.

—Por nosotros —respondió Chan, chocando su copa contra la de Ryan antes de tomar un sorbo.

La conversación comenzó de manera ligera, hablando sobre el trabajo, amigos y cualquier cosa que no implicara la complicada situación en la que se encontraban. Pero a medida que la noche avanzaba y el vino fluía, las palabras se volvieron más sinceras, y las barreras que ambos habían erigido comenzaron a desmoronarse.

—Chan, tengo que ser honesto contigo —dijo Ryan de repente, dejando su copa en la mesa—. He estado pensando mucho en nosotros. Y no quiero presionarte, pero necesito saber qué es lo que sientes.

Chan lo miró, sabiendo que este momento llegaría tarde o temprano. Dejó su copa a un lado y respiró hondo antes de responder.

—Yo también he estado pensando mucho en nosotros, Ryan. La verdad es que no sé exactamente qué siento. Todo esto es nuevo para mí, y ha sido difícil intentar entenderlo mientras el mundo entero nos observa.

Ryan asintió, sus ojos oscuros reflejaban una mezcla de comprensión y algo que Chan no podía identificar del todo.

—Lo entiendo —dijo Ryan—. Pero quiero que sepas que no tienes que tener todas las respuestas ahora mismo. Estoy dispuesto a esperar, a darte el tiempo que necesites. Solo quería ser honesto contigo sobre lo que siento.

Chan sintió un calor en el pecho ante las palabras de Ryan. Apreciaba la paciencia y la comprensión de su amigo, pero también sabía que no podía dejar que esto se prolongara indefinidamente.

—Ryan, no quiero que pienses que te estoy haciendo esperar sin razón. La verdad es que me importas mucho, y la idea de perderte me asusta. Pero también tengo miedo de lo que podría significar si resulta que mis sentimientos son más que amistad.

Ryan le tomó la mano, su toque era firme pero reconfortante.

—No hay nada de malo en tener miedo, Chan. Todos lo sentimos en algún momento. Pero la única manera de superar ese miedo es enfrentándolo.

Chan se quedó en silencio, dejando que las palabras de Ryan se asentaran en su mente. Sabía que tenía razón, pero todavía se sentía como si estuviera caminando sobre una cuerda floja.

—No tienes que decidir nada ahora mismo —continuó Ryan—. Pero quiero que sepas que estoy aquí, y que no me voy a ir a ninguna parte. Pase lo que pase.

La sinceridad en los ojos de Ryan conmovió a Chan más de lo que esperaba. De repente, se dio cuenta de cuánto significaba Ryan para él, no solo como amigo, sino como algo más, algo que todavía estaba descubriendo.

—Gracias, Ryan —dijo finalmente, apretando la mano de su amigo—. Significa mucho para mí que estés aquí, que me apoyes en todo esto. Y prometo que no te voy a dejar colgado. Vamos a descubrir esto juntos, ¿te parece?

Ryan sonrió, y Chan sintió que algo pesado se aligeraba en su pecho. Aunque todavía había muchas preguntas sin respuesta, saber que no estaba solo en esto le daba una sensación de alivio.

La noche continuó en un tono más ligero, ambos relajados después de la conversación que había sido necesaria desde hacía tiempo. Compartieron historias, bromas y recuerdos, y por un momento, todo parecía increíblemente simple, como si no hubiera cámaras ni rumores, solo dos personas disfrutando de la compañía del otro.

Cuando Ryan finalmente se fue, dejando a Chan solo en su apartamento, este se dio cuenta de que la noche había marcado un punto de inflexión. Había reconocido que sus sentimientos por Ryan eran más complicados de lo que había estado dispuesto a admitir, y aunque todavía no sabía hacia dónde los llevarían esos sentimientos, estaba dispuesto a averiguarlo.

Con una sonrisa en los labios, Chan se fue a la cama esa noche, sintiendo que por fin estaba en paz con la incertidumbre que venía con lo que estaba por descubrir. El futuro seguía siendo incierto, pero por primera vez en mucho tiempo, se sentía emocionado por lo que podría traer.

Vecinos, amantes y un secreto en comúnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora