Capítulo 4

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TERZZY
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Al día siguiente, desperté con el sonido rítmico de las olas golpeando suavemente contra el casco del velero. La brisa marina soplaba fresca y salada, despejando cualquier rastro de sueño. Mientras me estiraba y salía de la pequeña cabina, noté a Jungkook en la cubierta, observando el mar con una expresión pensativa.

—Buenos días —saludó sin volverse, cuando sintió mi presencia.

—Buenos días —devolví el saludo, cruzando los brazos para protegerme del frío de la mañana. Me acerqué y me detuve a su lado, mirando el horizonte—. ¿Has dormido algo?

—Un poco —respondió, y luego añadió con una ligera sonrisa—. Aunque no tanto como me hubiera gustado. No me pareció justo que roncara toda la noche y te dejara sin dormir.

Solté una pequeña risa, recordando la noche anterior. Había pasado un buen rato entre queriendo enojarme y riéndome de sus ruidosos ronquidos. Fue un sentimiento extraño, pero no desagradable.

—Tienes un talento especial para eso, definitivamente —comenté, con un tono más ligero del que esperaba.

Jungkook se encogió de hombros y luego miró hacia el agua.

—Estaba pensando... —habló, cambiando de tema—. Tal vez deberíamos intentar pescar algo. No podemos depender únicamente de las provisiones que tenemos.

Lo miré sorprendida. La idea de pescar no había cruzado por mi mente en absoluto.

—¿Pescar? —consulté, casi con incredulidad—. ¿Y cómo piensas hacerlo? No exactamente trajimos cañas de pescar con nosotros.

Jungkook sonrió de lado, como si hubiera estado esperando mi reacción.

—En la bodega del barco hay una red vieja —explicó—. No es lo ideal, pero podríamos usarla para intentar atrapar algo. Si nos acercamos a alguna zona donde el agua sea menos profunda, podríamos tener suerte.

Lo observé por un momento, analizando su propuesta. La idea no era descabellada, y en realidad, era una opción mucho más sensata de lo que esperaba de él. Me di cuenta de que estaba comenzando a confiar en sus decisiones, y eso me desconcertó un poco.

—Supongo que vale la pena intentarlo —comenté, intentando mantener mi tono neutral, aunque sabía que mi arisca fachada estaba comenzando a resquebrajarse.

—Genial —objetó Jungkook con un entusiasmo tranquilo—. No tenemos nada que perder.

Nos dirigimos juntos hacia la bodega del barco y encontramos la red que mencionaba. Era vieja y desgastada, pero aún parecía lo suficientemente fuerte para nuestro propósito. Trabajamos en silencio, preparándola, y cuando finalmente estuvo lista, la llevamos a la cubierta.

—Voy a necesitar tu ayuda para lanzar esto al agua —pidió, posicionándose cerca del borde del barco.

Asentí, sin decir nada. Entre los dos, logramos extender la red y lanzarla al agua, esperando que la corriente hiciera el resto.

Pasaron unos largos minutos en los que ambos nos quedamos mirando el mar en silencio. Era un silencio cómodo, algo que no había experimentado mucho en los últimos días. Me di cuenta de que no sentía la necesidad de estar constantemente a la defensiva con él, y eso me tomó por sorpresa.

—¿Sabes? —dije, rompiendo el silencio—. Nunca pensé que estarías tan dispuesto a hacer cosas tan… simples. Siempre te imaginé más como alguien que no se mancharía las manos.

Ecos De Supervivencia © JEON JUNGKOOK | 𝗖𝗢𝗠𝗣𝗟𝗘𝗧𝗔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora