Capitulo 8

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—Ya verá.

—Ava, ¿no crees que te estás pasando?, es solo una niña.

—Marcos, ¿quién manda en esta casa?

—Usted, discúlpeme señora.
Marcos no quería decirle a Ava lo que vió pero de cualquier forma se daría cuenta.

Lisa besandose con Kim.
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Lisa iba llegando con una sonrisa a la casa.
Ava lo notó.
Notó la sonrisa y la felicidad en la que venía envuelta esa niña, lastima que pronto será intercambiada por tristeza y lloriqueos.

—Lisa.
Ava dijo.

—¿Si?
Lisa apenas oyó la voz de Ava se volvió vulnerable.

—Ve al gym de boxeo, en 5 minutos estaré ahí.

—Bien.
Lisa pasó por la orilla de la piscina y abrió la puerta del espacio que la señora Ava construyó para que entrene.
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—¡Diesiseis!
Gritó llorando mientras se retorcía en el suelo.

—¿Quedó claro?

—Si, basta, por favor.

—No, aún no he terminado, tendré que ser más dura con mis castigos.
Ava sacó una navaja y Lisa abrió los ojos con temor.
Luego sacó un encendedor y comenzó a calentar la punta de la navaja.

—¡No!
Lisa gritó y se arrastró hasta la puerta intentando abrir.

—¡Marcos!, ¡Lee!
Gritaba Lisa.

—Auxilio, por favor.
Ava se acercó a Lisa y la jaló del cabello, la pusó de frente y con la punta caliente de la navaja la puso en su rostro.

—¡¡¡Ah!!!
Lisa gritó desgarradamente mientras se ponía de pie y empezaba a huir de Ava.

—¡No lo volverás a hacer!, ¡vas a obedecerme!

—¡Auxilio!

—Lisa.
Ava gritó volviéndose a acercar a Lisa.

—No,no,no, por favor.
Lisa lloraba.

—Ponte de espaldas.

—No, por favor.
Lisa se cubría con sus manos al estar acorralada por su mamá.
Ava agarró las manos de Lisa y las separó, el rostro de Lisa chorreaba sangre.

Pero no se detuvo.
Cerró su mano en un puño y de su abrigo sacó dos anillos, se los colocó y  golpeó fuertemente a Lisa con cuatro puñetazos seguidos en el rostro dejándola inconsciente.
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Me siento adolorida.

Me duele el cuerpo.

Abrí mis ojos y ví a Ava justo allí.

—Mañana tienes entrenamiento de boxeo a las 7 am, dirás que te intentaron asaltar, los medicamentos y analgésicos te los dará Lee a la hora que corresponde, yo tengo un vuelo, regreso el Viernes de la otra semana, portate bien o habrán consecuencias graves.

Las lágrimas no paraban de salir.

Ví mi teléfono en la mesita y estire mi brazo para llamar a Jennie.

—¿Jen?

—Lili, hola, no me avisaste cuando llegaste a tu casa.

—Jen, no creo poder volver a hablarnos.

—¿Por qué?

—Ava me amenazó y me dió una paliza, Jen, cuídate mucho.

—No...Déjame hablar con mamá y intentar ayudarte.

—No hay nada que hacer.
Colgué y comencé a llorar.
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—Lisa. ¿Hice algo mal?, ¿estás molesta conmigo?
Rosie escribió.

—¿Te puedo llamar?

—Claro.
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—Dios, es imposible que me quede sin hacer nada.

—No hay solución.

—Claro que la hay, mamá es abogada, ella sabrá que hacer y,y...

—¿¡Quieres que me mate!?
Le grité a Rosé y ella guardó silencio.

—No puedes hacer nada, entiéndelo.
Colgué y lancé mi teléfono contra la pared.

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