Capítulo 4:

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Nota: Hola a todos vengo a hacer un llamado a los lectores fantasmas, please hágase la luz , aparezcan 😅😂. Déjenme sus opiniones y votos así sabré que les está gustando la historia. Se los agradecería mucho, su apoyo me sería de mucha ayuda...

Sin más charla ni tanta muela (como se dice en mi país) comencemos con éste cuarto capitulo...










Llegamos a un complejo de apartamentos en la cual la fachada se ve desgastada y mirando a los alrededores no es un barrio muy seguro que digamos. No puedo evitar preguntarme si vive aquí, en condiciones como éstas ¿cómo es que tiene un auto así?.

No parece un barrio muy agradable en el que pasear por las noches si no quieres ser asaltada o mucho peor, violada y asesinada. Al momento me arrepiento de haber aceptado venir «Estúpidas hormonas». Se gira hacia mí y su mirada penetrante me hacer temblar.

—Quédate aquí, ahora regreso—Me dice con voz autoritaria y yo asiento con la cabeza.

Abre la puerta y sale del auto y se dirige hacia la entrada del desgastado edificio. Mientras espero tomo mi teléfono y al encenderlo me encuentro con dos mensajes. Abro el primero el cual es de Tami.

¿Dnde te has metido pulgosa?. Te vi con el chico sexy del bar... ¿Ya te lo tiraste?, ¿La tiene grande?. Las chicas y yo queremos saber todos los detalles.

No puedo evitar sonreír al leer su mensaje, así de “discreta” es mi mejor amiga, nótese mi sarcasmo, tiene sus cosas buenas como malas pero a pesar de todo eso, yo la quiero un montón. Procedo a revisar el otro mensaje y mi corazón se detiene al instante y la culpa hace acto de presencia por un momento.

Hola amor, ¿la estás pasando bien?, ya te extraño y deseo mucho que regreses a casa. Te amo.

Yo también te extraño amor. Te amo


Una lágrima se desliza por mi mejilla al responder su mensaje, ¿Cómo puedo estarle haciendo ésto?, debería detenerme... ¿Pero cómo?, es algo inexplicable pero este chico es como si... es como si hubiera manipulado mi mente para que no pudiese negarme a sus  peticiones, me siento embriagada pero no de todo lo que he tomado antes en el bar, si no de él. Salgo de la aplicación de los mensajes y me pongo a inspeccionar todo a mi alrededor. Un colgante con un crucifijo invertido cuelga del espejo y hay uno que otro envoltorio vacío de dulces y caramelos esparcidos por el suelo, con un varios... ¿condones?, hago una nueva asqueada y sigo mirando el interior del auto.

La guantera está entreabierta y llevada por mi curiosidad la termino de abrir y mis manos se topan con un arma, abro los ojos entre sorprendida y asustada y las preguntas toman forma en mi mente... ¿Cómo es que tiene un arma?, ¿Para qué la quiere?, ¿Será un asesino en serie?, ¿Ha matado?, no hallo explicación para ésto, no entiendo para que necesita un arma si no es para matar a alguien y ese pensamiento me asusta porque cabe la posibilidad de que me haya ido con un psicópata asesino y yo ni cuenta me haya dado, «mierda»... Sigo mirando el arma y algo llama atención, pequeñas salpicaduras rojas, ¿Es sangre?, ni siquiera puedo procesarlo porque de repente y con brusquedad la pistola es arrancada de mi mano, alzo mi mirada y veo al extraño mirándome sin expresión alguna, ¿No está enojado?, no sé si el que no muestre ningún tipo de emoción o sentimiento es bueno o malo, «¿Y en qué momento llegó que no lo ví?», al parecer había dejado la puerta del carro entreabierta y yo estaba tan concentrada en el hecho de que encontré un arma en su auto que no lo sentí llegar.

—¿Nunca te enseñaron a no tocar lo que es de otros?—preguntó con su expresión seria

—¿Por qué tienes un arma?—Le pregunté mirándolo fijamente.

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