Salv | Nohyuck

05

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Donghyuck regresó a casa sintiéndose mucho más deprimido y exhausto de lo que la situación probablemente requería. No ayudó que tuvo que pasar media hora borrando los registros de vuelo de la memoria interna del aerocoche y aplicando un neutralizador de olor por todas partes para eliminar incluso el más mínimo indicio del olor del Xeus. Aunque su tío no tenía las llaves del aerocoche, Donghyuck no quería dejar nada al azar.

Quería que su Xeus llegara a un lugar relativamente seguro, dondequiera que estuviera. Si hubiera un lugar seguro para un Xeus salvaje. 

—No es asunto tuyo —murmuró Donghyuck, pero la ansiedad bajo su piel no desapareció.

La casa estaba afortunadamente tranquila, pero en lugar de calmarlo, solo lo puso más ansioso. Se sentía como el silencio antes de la tormenta. 

Después de borrar sus huellas dactilares de las llaves de su tío y guardarlas, Donghyuck regresó a su habitación. Se subió a su cama y cerró los ojos, deseando quedarse dormido. Mañana iba a ser un día largo. Cuando se descubriera la fuga del Xeus, tendría que estar en su mejor momento para convencer a su tío de su inocencia. Necesitaba dejar de preocuparse y dormir.

Pero no importa cuánto trató de alejar esas preocupaciones, seguían volviendo a colarse en su mente. La verdad era que, en su sociedad, los alfas Xeus eran menospreciados. Eran una raza moribunda, un retroceso al pasado primitivo de su especie. Se los consideraba demasiado primitivos, demasiado irracionales y francamente peligrosos cuando cambiaban.

Un Xeus salvaje cambiado fuera de la luna llena se consideraría una abominación peligrosa, y otras personas podrían derribarlo fácilmente, citando defensa propia. Fue solo un hecho. Nadie dejaría que un alfa Xeus salvaje se volviera loco. Tarde o temprano, sería capturado. La pregunta era si sería capturado por los malos o por los buenos. 

Donghyuck se sentó en su cama, su mente corriendo. Luego salió rápidamente de su habitación y se lanzó a la de Dejun frente a la suya. 

Como era de esperar, su hermanito no dormía. Rara vez lo hacía de noche, en lugar de eso, hacía algo extraño en su computadora.

—Necesito tu ayuda —dijo Donghyuck, cerrando la puerta.

 

***

 

La mañana llegó demasiado pronto para el gusto de Donghyuck. Apenas podía evitar bostezar mientras estaba junto a Jaemin y Dejun mientras su tío caminaba agitado por la habitación. 

—¿Y están seguros de que no han visto nada? —Dijo el tío Junho.

Jaemin le dedicó una sonrisa angélica y confusa. 

—No estoy seguro de lo que se suponía que íbamos a ver, tío. Pensé que no había nada de valor en el sótano. ¿Fue robado algo? 

A veces, Donghyuck realmente envidiaba lo bien que Jaemin podía mentir cuando quería. Su olor no lo traicionó en absoluto, permaneció estable, con un matiz de confusión. Donghyuck nunca había sido tan buen mentiroso, pero afortunadamente sus supresores hicieron que su olor se desvaneciera, lo que dificultó su lectura.

Dejun era el que más preocupaba a Donghyuck. Aunque Dejun no sabía todo sobre el Xeus, había otras cosas que Dejun sí sabía, y Donghyuck no estaba seguro de poder confiar en que su hermano menor no los traicionaría con una mentira torpe.