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Donghyuck despertó sintiéndose… mmm, maravilloso.

Su mejilla estaba presionada contra algo cálido y cómodo. Sonriendo somnoliento, se acurrucó en su almohada. Olía bien.

La almohada se movió.

—Buenos días.

Donghyuck se obligó a abrir los ojos y se encontró mirando el magnifico pecho desnudo del duque de Westcliff, que era lo que aparentemente estaba usando de almohada.

—No te fuiste. —Dijo Hyuck, parpadeando— Y estas medio desnudo. Estoy bastante seguro de que ayer no estabas medio desnudo cuando me quedé dormido.

Los labios de Jeno se crisparon, pero por lo demás su expresión permaneció extrañamente sombría.

—Tenemos que hablar— dijo.

Donghyuck hizo una mueca. 

—Por favor, ¿podemos no hacerlo? Sé cómo va esa charla. Realmente deberíamos omitirla.   

—Omitirla —repitió Jeno, mirándolo con extrañeza.

Donghyuck sonrió. 

—¡Sí! No te preocupes, entiendo que fue un error, dos errores ahora, y no voy a hacer las cosas incómodas. Nadie necesita saber sobre esto —Agitó la mano vagamente entre ellos, sonriendo más ampliamente, como si fuera una broma gigante y su corazón no se rompiera activamente con cada palabra que decía. Él estaba bien. O estaría bien. Se negó a ser el perdedor patético y poco atractivo que actuaba de manera pegajosa y vergonzosa con un hombre que estaba fuera de su alcance. Él era mejor que eso, maldita sea. Tenía su orgullo. Eso era lo único que tenía.

Jeno frunció el ceño. 

—Haechan- Sonó un teléfono.

—Es el tuyo —dijo Donghyuck, dándose la vuelta para arreglar su ropa arrugada. Se sonrojó al darse cuenta de que estaba desnudo por debajo de la cintura. Idiota. Por supuesto que estaba desnudo por debajo de la cintura—. Deberías contestarlo. Parece urgente por la forma en que no se rinden —Sin ver sus calzoncillos por ningún lado, Donghyuck se decidió a tirar de las sábanas hasta la cintura.  

Detrás de él, pudo escuchar a Jeno finalmente alcanzar su teléfono y contestarlo.

—¿Sí? —Dijo brevemente, su voz mezclada con irritación e impaciencia. 

—¿Dónde demonios estás? —La conexión era tan buena que Donghyuck podía escuchar a la otra persona—.  ¡Prometiste que estarías aquí!

Jeno exhaló un suspiro. 

—Mira, Renjun, lo siento, pero este no es un buen momento...

—¿Me estás tomando el pelo? —Dijo la persona que llamó, aparentemente el Príncipe Renjun, sonando cabreado—. Tú eres la razón por la que estoy aquí. Mi padre me dijo que no pusiera un pie en Pelugia mientras él estuviera vivo, y yo estaba más que feliz de complacerlo y no volver a verlo nunca más. Estoy aquí solo por ti, Je. ¡Lo mínimo que puedes hacer es traer tu ingrato culo aquí y no dejarme solo con el rey!

—¿No está tu marido allí? —Dijo Jeno. Donghyuck pudo oírlo alcanzar su ropa. Donghyuck no se dio la vuelta. No quería volver a verlo medio desnudo. No confiaba en sí mismo en absoluto. —No, Jisung en realidad tiene un país que dirigir. Quería venir conmigo, pero le dije que era innecesario, porque mi primo favorito estaría allí para actuar como apoyo moral. Me estás convirtiendo en un mentiroso —Renjun dijo más suavemente, con un tono suplicante en su voz—, Por favor, ven aquí pronto. No quiero estar a solas con él.

Salv | NohyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora