Cursed-Enhypen

~2~

La fiesta

estamos demasiado borrachos para vivir y somos demasiado jóvenes para morir

cuando abro la puerta del todo veo que es una casa bastante bien cuidada para el entorno en el que se encuentra, hay bastante gente animando el ambiente y las paredes estaban teñidas de un rojo intenso causado por las luces, era un pasillo con algunas personas obstruyendo el paso, el cual  al cruzar nos guio al salón principal donde parecían estar la mayoría de los  invitados, en este la iluminación era distinta, se podía apreciar mejor el color blanco original de las paredes pero se vislumbrada igualmente un tipo de verde azulado causado nuevamente por las luces, al echar un vistazo rápido al fondo de la habitación vi a unas cuantas personas tomando de lo que parecía ser ponche rojo

—se vinieron arriba con la temática de la fiesta sangrienta—dije con un leve tono burlesco

mientras estaba inmersa en admirar el entorno de el lugar al que acababa de ingresar el agudo grito de Haneul me trajo de vuelta a la realidad

—deberías haber visto tu cara—dijo EJ mientras se reía de su novia

—me has dado un susto de muerte, imbécil!—le regañó Haneul enfadada

—perdón, no pude evitarlo al notar lo despistada que estabas mirando a tu alrededor

se quedaron hablando y riendo un rato y como no me interesaba nada de lo que estaban diciendo decidí ir a la zona del ponche, servirme un poco y dar una vuelta por la enorme casa en la que me encontraba, al darle un sorbo noté un sabor exótico, nunca había probado algo así, tenía un toque metálico, aunque no estaba necesariamente malo, luego de terminarme el vaso me puse en camino al segundo piso

al contrario de lo que me esperaba, allí no había prácticamente nadie, era un pasillo largo donde había 7 habitaciones las cuales tenían la puerta cerrada y al final del pasillo había una apertura que daba a otra habitación, no me apetecía entrar a ninguna de las 7 cerradas porque no quería saber qué me podría encontrar en ellas, pero estaba comenzando a marearme y a sentirme un poco débil así que decidí entrar a la única abierta y descansar un momento

la habitación era bastante bonita, había varios globos decorándola, tenía un piano a la derecha, una silla en el centro y al lado de esta una mesa con un teléfono, a la izquierda había una cama en la cual visualicé a un chico de pelo blanco sentado mirándome fijamente sin decir ni una palabra

—oh, perdón—dije algo avergonzada por haber entrado en lo que parecía ser su habitación mientras me daba la vuelta y me dirigía a la puerta

—no pasa nada, ¿Buscabas algo?—dijo el chico de ojos rasgados mientras continuaba con ese semblante serio

—estaba algo mareada y buscaba un sitio donde descansar—me giré para mirarle de nuevo

—puedes quedarte aquí, tranquila, yo voy a bajar a buscarte algo para aliviar el mareo—se levantó de la cama mientras se aproximaba a la puerta

—gracias

me echó una última mirada y se fue, decidí sentarme en la silla ya que tumbarme en la cama de un extraño sería muy raro

poco después volvió  trayendo consigo un vaso de lo que parecía ser el mismo ponche que tomé antes

—tomate esto, te vas a sentir mejor

miré el vaso con desconfianza y luego dirigí mi mirada hacia el

—el ponche es lo que me sentó mal