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DRIVERS LICENSE
Today I drove through the suburbs
And pictured I was driving home to you

Uno de sus mayores sueños una vez obtuviera su licencia de conducir, era poder llegar a casa de su novio y poder sorprenderle

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Uno de sus mayores sueños una vez obtuviera su licencia de conducir, era poder llegar a casa de su novio y poder sorprenderle.

Tomar el auto de su madre —o padre—, ir a comprar algunas cosas en el supermercado, llegar a casa de su novio e invitarlo a hacer un picnic en algún parque cualquiera que estuviera cerca del lugar.

Era especial para ella, porque así fue como él le pidió ser su novia.

Él llegó a su casa junto con una cesta de picnic; sin duda se divirtieron correteando por el parque y jugando con los niños que se encontraron por ahí, y una vez empezaba el atardecer, Jay le había propuesto ser su novia.

Una cadenita con la letra "M" le fue entregada, porque según él, "nadie puede amarte más que tú misma". Irónico como no captó el mensaje y ahora dependía del amor no correspondido de Jay.

Ese día, como otros, había visto a Jay en la salida de la escuela, pero le frustraba tanto el hecho de que este tuviera la dignidad de restregarle en la cara que ya la había superado estando con la rubia, que volvió a tomar su carro y se alejó de la ciudad.

Conocía muy bien esas calles, había estado ahí millones de veces, pero en ninguna se sintió con tanta impotencia como en ese momento.

Ahí estaba, la gran casa rodeada de árboles, pintada en tonos marrones que hacía que se camuflara bien entre la naturaleza. La fina piedra que hacía de decisión entre su terreno y el bosque, y finalmente, el sendero que llegaba hasta la entrada.

¿Qué hacía ahí? Ni ella lo sabía.

Empezó a caminar hacia la entrada, pero se detuvo para apreciar cómo había otro carro el cual no reconocía. ¿Sería el de Gyurim?

Todo cobró sentido cuando escuchó una risa, y asomándose por la ventana notó como ambos estaban juntos, sentados en la sala mientras veían una película juntos. Parecían una pareja.

Parecían como cuando ella y Jay salían juntos.

De inmediato arrancó la cadena que alguna vez le fue entregada, la cual hasta ese momento no había tenido el valor para quitársela, y la dejó colgando justo en el manubrio de la puerta del auto de Jay.

Se fue de ahí, sin siquiera voltear. ¿Le dolía? Sin duda, pero estaba harta de que su corazón dependiera de Jay para a latir.

Quería soltarlo, quería arrancar esa raíz muerta la cual alguna vez le dió vida.

Quería soltarlo, quería arrancar esa raíz muerta la cual alguna vez le dió vida

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𝐃𝐑𝐈𝐕𝐄𝐑𝐒 𝐋𝐈𝐂𝐄𝐍𝐒𝐄 › jay ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora