Un regalo

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Esto estaba siendo un poco incomodo.

Aunque acepto aquello de tomarse un día libre contigo y darte aquel presente que Laswell consiguió por él, las limitantes que habia en esos tiempos les impidieron salir de la base, era peligroso. Así que lo mejor que pudo hacer fue que tomaran sus alimentos al exterior. Bajo la sombra de los pocos arboles con los que contaba la base, en una de las esquinas mas alejadas del resto de los edificios.

Claro que aún no te decía el verdadero motivo por el cual estaban ahí, solo te habia pedido que lo acompañaras a comer. Admitía que fue divertido ver la confusión en tu rostro cuando en lugar de ir al comedor, como debería ser, ambos se desviaron totalmente y fueron hacia el exterior. Para ese momento, el ya llevaba varia comida consigo dentro de una maleta. Después de todo, estaban en una base, ni el ni nadie tenia cosas de uso común para transportar la comida como una lonchera o algo así.

Además, también considero que estar en privado seria mucho mejor al momento de entregarte tu regalo, no quería estar bajo los ojos de los demás soldados curiosos, quienes sin ningún problema iban a malinterpretar los hechos.

—¿No podemos usar el comedor? — seguías caminando detrás de él, observando su espalda. Normalmente no te alejas demasiado del edificio principal, eran las reglas. Así que esta parte de la base era nueva para ti. Estos lindos árboles, apenas y los habías notado desde las ventanas a lo lejos.

—Estaremos mejor aquí, créeme — suspiro, aun incomodo, nervioso.

—¿Por qué? — apresurarte un poco el paso para ahora poder quedar a su lado mientras seguían caminando, cada vez más cerca del arbolado.

—No queremos que nos interrumpan —

—¿Qué podrían interrumpir? —

Price no te respondió, solamente te dio una pequeña sonrisa y te indico un lugar justo delante de ambos, un espacio libre sobre el césped, rodeados por el conjunto de árboles, estarían bajo su sombra cómodamente.

—¿Vamos a comer aquí? — te sentaste sobre el césped, usando el troco de uno de esos arboles como respaldo.

—Hoy si — se sentó a tu lado, comenzando a sacar de su mochila varios artículos, así como la comida en cuestión. No era un gran menú, la comida seguía siendo del comedor, pero tomo un poco de todo ya que no sabia exactamente que te gustaría.

—¿Puedo saber a que se debe? — tu mirada lo recorrió por completo, observando cada detalle de su persona. La expresión en todo su rostro era cansada, los primeros indicios de ojeras estaban comenzando a hacer presencia en su piel, hasta sus labios estaban un poco partidos y su barba lucia un poco mas larga desde la ultima vez que lo viste.

No era muy difícil de imaginar que era lo que tenia de ese modo.

—Yo... — se silenció. Estuvo a punto de decir que te vio aquel día en la cocina, no podía hacerte saber que estuvo ahí, podría resultar aun mas incomodo. Así que invento algo más —El otro día estaba revisando unos expedientes, entre ellos el tuyo, y me di cuenta que...hace poco fue tu cumpleaños...así que...—

—¿Esto es por mi cumpleaños? — esto no lo viste venir. Estabas tanto sorprendida como feliz.

—Si, básicamente, si — coloco un plato limpio delante de ti y te hizo un ademan para que te sintieras en libertad de comenzar a comer lo que quieras.

—Gracias...no tenia que molestarse. Se que debe tener mejores cosas que hacer — tomaste tu plato y colocaste un poco de pollo. Tu apetito aun no habia vuelto a la normalidad.

Dulce venganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora