Día 5: Promesa.

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Tanjiro se había fijado una meta: Hacer que su hermana volviera a ser humana, y dedicó todo su tiempo, su esfuerzo y su vida a ello. Estaba totalmente decidido a cumplir esa meta y daría todo de sí para hacerlo, incluso sacrificaría su propia vida, pero afortunadamente eso no fue necesario.

La batalla final contra Kibutsuji Muzan fue sumamente intensa y muchas vidas importantes se perdieron en ella, pero ahora que el Rey Demonio había sido derrotado toda la humanidad podía vivir en paz, en especial los cazadores de demonios sobrevivientes. Ahora eran libres de hacer lo que sea que quisieran.

Eran libres de vivir de la forma que quisieran.

Y era justo eso lo que mantenía pensativo al joven Kamado.

— Tanjiro ¿Pasa algo? —.

Aquella gentil voz sacó al joven de cabellos rojizos del estado pensativo en el que últimamente se sumergía y le hizo volver a la realidad. La realidad donde se encontraba entre los brazos de un muchacho de cabello oscuro y mirada purpura.

— No es nada, Genya, solo pensaba —
Respondió con una pequeña sonrisa que buscaba tranquilizar al otro.

— ¿Estás seguro? ¿Te duele algo? Puedo ir a buscar a Kanzaki —.

La sonrisa de Tanjiro se amplió al escucharle. Entendía que estuviese preocupado, hacía apenas unos días recobró la consciencia y algunas de sus heridas aún no sanaban por completo, pero al menos sí lo suficiente para permitirle levantarse de la cama y sentarse en los pasillos de la enfermería para admirar la luna en compañía del otro.

— Estoy bien, Genya, en serio —
Afirmó sin dejar de sonreír. Levantó la única mano que le quedaba y la llevó a la mejilla cicatrizada del otro, acariciando y admirando las nuevas cicatrices en su rostro.
— ¿Qué hay de ti? ¿No te duele? —.

Genya ya contaba con una gran cicatriz en el rostro, pero como resultado de su batalla con la Primera Luna Superior, había obtenido una que atravesaba la mitad de su cuerpo entero y lucía bastante dolorosa.

— Descuida, ya ha sanado por completo, Kanao dice que se irá desvaneciendo cada vez más con el tiempo gracias a la sangre de la Primera Luna —
Afirmó con confianza.

— Ya veo, me alegra mucho —
Dijo de manera honesta y de permitió volver a recargar su cabeza en el hombro del chico.

Genya en respuesta le envió con más firmeza entre sus brazos.

Ambos habían hablado de sus sentimientos por el otro el día que Tanjiro dejó la montaña donde el Pilar de la Roca llevaba a cabo su entrenamiento, pero debido a que había cosas por hacer, no pudieron pasar mucho tiempo juntos aunque se aseguraron de dejar en claro que gustaban del otro y prometieron discutirlo en cuanto Tanjiro volviera de su visita al Pilar del Agua, sin embargo eso había sido imposible de cumplir.

Era algo trágico que después de confesar sus sentimientos se vieron involucrados en una batalla donde ambos estuvieron apunto de morir, por eso en cuanto Tanjiro recuperó la consciencia, no se habían separado. Luego de casi perderse sin que alguno pudiese hacer algo, no querían separarse, sin embargo...

— Genya... ¿Qué es lo que va a pasar ahora? —
Tanjiro preguntó con aquel semblante pensativo de antes.

Genya no respondió de inmediato y no porque no tuviese una respuesta, solo no sabía cómo empezar, pues temía que no fuese la correcta.

— Ahora que no hay demonios podemos vivir sin preocupaciones... —
Comenzó, hablando con la mirada fija en la luna.
— Una vez me dijiste que cuando todo esto terminara, Nezuko y tú volverían a su hogar en las montañas —.

Tanjiro asintió, confirmando la que había sido su meta desde que todo empezó y a la vez aferrándose a la ropa de enfermería del muchacho más alto.

— Y tú dijiste que querías volver a estar con tu hermano —.

Ahora fue turno de Genya de asentir.

— Entonces... —.

— Entonces... —.

¿Qué pasaba con ellos?

¿Qué pasaba con lo que sentían?

Era extraño, ambos tenían bien fijadas sus metas cuando empezaron su travesía por el mundo de los demonios, pero ahora muchas cosas habían cambiado. Encontraron a una persona con la que querían estar y eso de alguna manera de interponía un poco con su meta inicial.

— Genya... Después de todo, pienso que volver a casa con Nezuko es lo correcto, quiero que ella se recupere de todo lo que pasó y que vuelva a su vida humana de antes... Y eso solo se puede lograr en casa —
Las palabras de Tanjiro fueron firmes.

— Y yo... Ahora que mi hermano finalmente me ha dejado entrar en su vida como su hermano menor y me ha dicho que me quiere... Quiero estar con él... —
Genya también fue firme.

Se separaron de su abrazo y se miraron sonriendo, comprendiendo al otro. Sabían que deseaban estar juntos, pero entendían que el otro necesitaba tiempo para sanar y para atender otros asuntos.

— Entonces... —.

— Cuando Nezuko esté bien... —.

— Y cuando tu relación con tu hermano se haya reparado por completo —.

— Volveremos a estar juntos... —.

¿Tristes? No, no estaban tristes, pues no se estaban despidiendo, simplemente estaban haciendo una promesa por el bien propio y el del otro.

— ¿Es una promesa? —.

— Es una promesa —.

Y esta vez se asegurarían de cumplirla.




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Dejo aquí el OS correspondiente al Día 5, "Promesa", que en realidad es una precuela del OS del Día 3, "Cartas".

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