Maktub

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Violeta's POV

Maktub (árabe). Lo que esta destinado a suceder siempre encontrará una forma única, mágica y maravillosa para manifestarse.

"¿Qué está pasando con mi cuerpo?" Pensé cuando noté que mis músculos se contraían en respuesta a la mirada invasiva de Chiara.
- Maldita sea. Su voz era baja y débil. - Arruinaste mi sofrosina.
Entonces, el mundo se quedó en silencio.

Su mano tocó mi cara e instantáneamente mis sentidos se desviaron hacia el resto del mundo, solo funcionaban para ella. Mis ojos solo veían a Chiara, mi olor solo distinguía su olor, mi toque solo sentía su toque.
"Necesito controlarme. No puedo ser lesbiana. Esto está mal. No puedo ser...", pensé. "No importa, su mano es tan...tan..."
Sus dedos tocaron mi cara con tanta suavidad que en cualquier otra situación, si alguien más me tocaba así, apenas podía sentirlo. Sin embargo, el toque de Chiara, aunque era suave, me estaba haciendo temblar.
Sus ojos no se apartaban de los míos y por mucho que mi deseo de apartar la mirada fuera grande, aún mayor era mi deseo de mirar eternamente su rostro, sus rasgos profundos y suaves...sus labios...
- ¿Por qué estás temblando? - Preguntó, quitando su mano de mi rostro y yo miré hacia abajo  inmediatamente cediendo a la timidez.
-  No lo sé... - Confesé, oyendo que mi propia voz salía demasiado débil y me maldecía por ello. -¿A qué te refieres con que altere tu sofro...? - Hice una mueca tratando de pronunciar la palabra que había dicho.
-  Sofrosina. - Ella me ayudó.
-  Eso, sofrosina. - Repetí, tratando de memorizar la pronunciación de eso.
Chiara siguió mirándome de la misma manera que me miró la primera vez que hablamos, en los pasillos de los salones del campus. Parecía querer tragarme, parecía querer partirme por la mitad y sumergirse en mí. Y seguí sintiendo estrellas chocando y explotando en mi pecho cada vez que ella me miraba.
La mujer soltó algo parecido a un suspiro y con una mirada de rara, como si discutiera consigo misma, sin dejar de mirarme, respondió.
- Quise decir, literalmente, que estás destruyendo mi paz mental. - Dijo en un tono suave. - Tengo preguntas sobre ti y no puedo responderlas. Necesito las respuestas y solo tú puedes darme esas respuestas.
"¡Mierda!" Exclamé mentalmente. "¿Cómo voy a darle respuestas que ni yo misma he podido dar?"
Era evidente que yo era plenamente consciente de que le debía respuestas a mi profesora, después de todo, la había besado así y de la misma manera había desaparecido de su auto cinco segundos después. Sabía que le debía respuestas, pero no tenía ninguna respuesta.

- No sé si... - Traté de empezar a hablar de eso.
- ¿Por qué me besaste, Violeta? - Me interrumpió, ignorando totalmente mi intención de hablar.
Fue directa. Objetiva. Fue mujer.
La tormenta de pensamientos que me vino a la cabeza en respuesta a su pregunta fue tan intensa y llena de hechos que no quise aceptarla como verdades que volví a estrellarme. Apreté los dientes con fuerza el uno contra el otro, tratando de disipar esa avalancha de palabras y frases que me negué a darle como respuesta a ella y principalmente, a mí misma.
"Lesbiana." "¡Denna! Soy lesbiana." "Boca deseable."
"Los sentimientos más incontrolados que he tenido."
"Porque eres hermosa." "Porque tus ojos son arrebatadores." "Porque soy lesbiana." "Porque me palpitaba la boca con las ganas de besar la tuya." "Porque me atraes."
Apreté los dientes aún más fuerte y dejé escapar un suspiro profundo, casi enojado, en un intento de alejar esos pensamientos no deseados.
- No lo sé... - Respondí vagamente.
Realmente no lo sabía...O no quería aceptar lo que sabía.
-  ¡¿No lo sabes?! - Preguntó, exclamando levemente y su tono, aunque delicado, salió más dudoso de lo que debería.
-  No sé. - Respondí simplemente.
Todos mis pensamientos se centraron de repente en querer desaparecer. Aun así, incluso con todos mis miedos internos en ese momento, incluso con las náuseas que se acumulaban y crecían en mi estómago, incluso con la cabeza entumecida, me permití mirar a Chiara de nuevo.
Su mirada permaneció fija en mí, su expresión era intensa y la sensación de ser invadida nunca había sido más fuerte. Los escasos vellos de mis brazos se erizaron como reflejo del frío que me desgarró la columna y me sentí un poco mareada. Su expresión se suavizó y volví a desviar la mirada.
-  Violeta... - Su voz sonaba más tranquila de lo que decía su expresión. - No tengas vergüenza de decirme que eres lesbiana. -Comenzó, usando un tono de gran comprensión. - No cambiará mi forma de evaluarte de ninguna manera. Respeto tu opción sexual...
-  ¡No soy lesbiana! - Dije, mostrando más nerviosismo del que me gustaría.
"Si, soy lesbiana." Me vino a la cabeza el pensamiento en respuesta a la mentira que le había dicho no solo a ella, sino a mí misma.
- ¿Qué? - Parecía confundida y se acomodó en el asiento del auto, sentándose mejor. - ¿Qué quieres decir? ¿No eres lesbiana? - Preguntó en un tono muy inconformista.
"Lo soy." Pensé. "Maldita sea Violeta, NO eres lesbiana."
- No. - Dije, mirando su mano que descansaba sobre su muslo.
El delgado tatuaje en forma de cruz no estaba cubierto por un anillo ese día, y fue solo entonces que lo noté.
Como todo en ella, el tatuaje encajaba perfectamente con todo lo que era, como si siempre hubiera sido parte de su cuerpo, aunque era algo que rara vez había visto, aunque fuera algo nuevo para mí. Sus finos dedos tenían curvas sinuosas, sin desniveles.
"¿Cómo puede ser tan perfecta incluso en tan pequeños detalles?" El pensamiento surgió involuntariamente, sin control. "¿Por qué diablos sigo mirando los malditos detalles de perfección de esa mujer?"
- Entonces, ¿por qué me besaste? - Preguntó, dejando que su cabeza cuelgue ligeramente hacia un lado, como si su cuerpo expresara la pregunta de su duda.
Tragué el nudo que se formó en mi garganta, esperando que si se tragaba ese nudo, surgieran respuestas consistentes a la pregunta de Chiara, pero todo lo que sucedió fue: nada.
- No lo sé... - Suspiré. - Actué por impulso. Estuvimos teniendo todo ese momento en la tarde y, no sé para ti, pero eso fue bastante intenso para mí y no sé... - Estaba formulando una respuesta convincente, que de alguna manera tenía sentido y tenía puntos de verdad, pero que al mismo tiempo no era la verdad completa.
Estaba adaptando la verdad. - Me dejé llevar. Fue un impulso. Como dije, veo la música en ti y estaba tan llena de amor por la música en ese momento que terminé... "sacando todo fuera" - Hice comillas con mis dedos. - en ti.
-  ¿"'Sacando todo fuera" en mí? - También hizo comillas con los dedos.
- Sí... - Respondí vagamente.
No era como si no fuera parte de la verdad. La había besado en partes porque la admiraba, así que no estaba siendo totalmente deshonesta.
Ella permaneció en silencio por unos momentos, sin apartar los ojos de mí y al mismo tiempo que me intimidaba la constancia de su mirada, me gustaba que su atención estuviera en mí. Porque cuando Chiara me miró, parecía que solo yo existía en el mundo.
-  ¿Por qué tu boca dice una cosa y tus ojos dicen otra?
-  Preguntó de repente.
Su tono era siempre suave y curioso. Mis sentimientos siempre fueron nerviosos y desequilibrados.
- Mis ojos no dicen nada. - Dije de repente, pensando que mi rapidez en contestar era razón suficiente para convencerla de que mis ojos decían lo mismo que mi boca.
Ella me estudió de nuevo y me volví para mirar hacia el parabrisas del coche, sentada correctamente en el asiento del pasajero.
- Está bien... - Dijo, permaneciendo en la misma posición. - Si esta es tu respuesta, la acepto y la entiendo. No tengo que preocuparme de que vuelva a suceder, ¿verdad?
"¡Tienes que hacerlo!"
-  No. - Le dije a ella y a mi cabeza.
-  Eres una buena estudiante, Violeta. Me gusta enseñarte. Fui sincera sobre lo que te dije en el puente.

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