08

82 10 20
                                    

Kim SeungMin lo había convencido de comprar algo un poco más ostentoso para acudir a su cita, desconocía la razón, ¿que había de malo en una playera con logo deportivo y un pantalón de mezclilla? Nada, pero le insistió en que un pantalón negro aju...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Kim SeungMin lo había convencido de comprar algo un poco más ostentoso para acudir a su cita, desconocía la razón, ¿que había de malo en una playera con logo deportivo y un pantalón de mezclilla? Nada, pero le insistió en que un pantalón negro ajustado, una playera blanca y una camisa negra de manga corta encima lo harían ver más atractivo, y más atractivo significaba más poder de seducción.

— Bueno, genio, ahora que ya me vestiste, ¿qué sugieres que haga con mi ropa? No voy a llevarla todo el tiempo en el carro de JiSung.

— Te sirve por si, ya sabes, pasa algo.

Sentía no entender, pero vió la seña obscena del ahora rubio, entonces su cabeza hizo click.

— ¡Que no! Solo es ir al parque de atracciones un rato, ¿bien? No le voy a quitar mucho tiempo porque tiene una clase que preparar para mañana, soy responsable también.

— ¿Entonces no te la llevas? La puedo llevar a mi casa y te la entrego mañana temprano.

— Sería una gran ayuda, gracias, mejor amigo, sabía que podía contar contigo.

— Sí, claro, porque te conviene. Y bueno, ya me voy, te cuidas, y no dejes que se propasen contigo a la segunda salida.

— ¡SeungMin! — el mencionado se echó a reír por la reacción de MinHo.

— Ya, ya, dejo de hacer chistes con eso. Suerte en tu cita, Min.

— Te llamo luego, Seung, ve con cuidado.

Partieron en direcciones contrarias, MinHo con dirección a la panadería y SeungMin con dirección a la estación de metro para ir a su casa.

Al llegar a la panadería, sacó su celular para enviarle un mensaje a su apuesto y elegante hombre, que al parecer seguía trabajando, pues el local seguía abierto al público. Poco después de enviar el mensaje, JiSung le respondió que estaba en la cocina y que podía pasar, así que acató la petición prontamente, quería ver la reacción que tendría a su nueva imagen.

Se recargó en el mostrador como acostumbraba hacer y tocó la campanita que estaba ahí, acomodando su cabello y su ropa rápidamente cuando la puerta de la cocina fue abierta. Han lo escaneó atentamente, pero no parecía disgustado, su expresión era un poco más de sorpresa y fascinación.

— Buenas tardes, señor Han, me gustaría hacer un pedido.

Él rió, imitando luego su posición en el mostrador, una expresión galante llenaba su rostro y su mirada viajaba entre los profundos ojos destellantes del menor y sus pomposos labios, encantado completamente por él.

— Dios Santo, joven Lee, no puede aparecerse en mi trabajo tan repentinamente luciendo así, ¿quiere matarme?

— ¿No le gusta? — hizo un tierno puchero que, contrario a la reacción esperada, le derritió el corazón a Han.

Bakery ShopDonde viven las historias. Descúbrelo ahora