Ferit suspiró, pasando sus manos por su cara, sintiendo el peso de la situación. Abidin le dio un consejo firme, con una mirada penetrante.
-Ferit, debes decirle a Seyran la verdad. Ya la recuperaste, solo mírala. Mira cómo te sonríe, cómo te ama. No puedes seguir ocultándole la verdad-.
Ferit miró hacia Seyran, quien lo saludó con una sonrisa radiante, haciendo un corazón con sus manos. Ferit sonrió, su corazón lleno de amor y culpa.
-Si no le dices la verdad, todo lo que has logrado se destruirá y no podrás volver a recuperar su confianza-, insistió Abidin, con una voz llena de preocupación.
Pero antes de que Ferit pudiera decir algo, una niña se acercó a él con ojos brillantes y una sonrisa angelical.
-Señor Ferit, la miss Seyran dice que gracias a usted, hemos encontrado la felicidad. Usted nos ha dado un pedacito de cielo-, dijo la niña, con una vocecita dulce y emotiva. -Por favor, señor Ferit, no deje que se escape. Ábrale su corazón y déjela entrar-.
Ferit se agachó, con los ojos llenos de lágrimas, y abrazó a la niña.
-Gracias, pequeña. Te prometo que lo haré. No te preocupes, cuidaré su corazón como si fuera el mío propio-.
La niña se fue corriendo, y Ferit se levantó, mirando a Seyran con determinación y amor. Era hora de decirle la verdad, de abrirle su corazón y dejarla entrar.
La lucha interna de Ferit es desgarradora.
Pero, al mismo tiempo, la sombra de la verdad lo acechaba, recordándole que su libertad era solo una ilusión. La duda lo consumía como un fuego lento: "¿Y si le digo la verdad y pierdo el último pedazo de mi alma?".
El miedo a perderla era un abismo sin fondo, un vacío que lo tragaba vivo. No sabía si era el hechizo de la vidente o la cruel ironía del destino, pero su corazón estaba atrapado en una cárcel de secretos y mentiras.
El "soy libre" que una vez resonó con orgullo, ahora era un eco lejano, un recuerdo de una libertad que nunca existió. Ahora, era un prisionero de sus propias acciones, un esclavo del miedo a perderla.
"¿Cómo pude creer que podía controlar el destino?", se preguntaba Ferit, sumido en la desesperación. "Mi libertad era solo una farsa, un velo que cubría la verdad: estoy atrapado en mi propia oscuridad".
La verdad lo acechaba, como un fantasma que lo perseguía sin cesar. Ferit se preguntaba si alguna vez podría encontrar la fuerza para enfrentarla, o si quedaría para siempre atrapado en este infierno de su propia creación.
La tensión emocional de Ferit es palpable.Y consumido por la culpa, de pronto sintió los brazos de alguien entrelazándose entre el suyo por detrás y apretándolo con fuerza. El calor de ese abrazo lo envolvió, pero Ferit no se permitió sucumbir a la emoción.
Rápidamente, se burló falsamente, ocultando su dolor interior y dijo con una sonrisa forzada: -Seyran Korhan, ¿qué haces? ¿Me estrujas o me abrazas?-
Pero su voz temblaba ligeramente, delatando el tormento que lo consumía por dentro. Seyran, ajena a su dolor, sonrió y apretó más fuerte, como si quisiera fundir sus almas en ese abrazo.
Ferit cerró los ojos, sintiendo el peso de su secreto y la culpa que lo corroía. ¿Cuánto tiempo más podría ocultar la verdad? ¿Cuánto tiempo más podría soportar este tormento interior?
Cuando Suna, Fuat y Asuman llegaron, el sol aún brillaba en el cielo, enviando rayos de luz dorada sobre la cabaña. El jardín estaba lleno de flores que bailaban al ritmo del viento, como si estuvieran celebrando la unión de Ferit y Seyran.

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Kıʀıᴋ İᴘʟɪᴋʟᴇ Bᴀğʟı ┆𝐬𝐞𝐲𝐟𝐞𝐫
Romantik𝐊ı𝐑ı𝐊 İ𝐏𝐋𝐈𝐊𝐋𝐄 𝐁𝐀ğ𝐋ı┆𝕂𝕒𝕕𝕖𝕣 𝕤𝕖𝕟𝕚 𝕓𝕒ğ𝕝𝕒𝕕ığı𝕟𝕕𝕒, 𝕜𝕒ç𝕒𝕓𝕚𝕝𝕚𝕣 𝕞𝕚𝕤𝕚𝕟? " Dos almas atrapadas en un destino impuesto, sin voz ni elección. Su unión, forjada por circunstancias más allá de su control, desencadena una...