Me sentí horrible. Salí corriendo de ahí, sintiéndome desgarrado por dentro, confundido y traicionado. Los mareos que venía sintiendo se intensificaron con cada paso que daba. No entendía cómo todo había cambiado tan repentinamente. Rubius, el hombre con quien había compartido momentos íntimos y profundos, ahora estaba enredado en una extraña situación con una mujer que afirmaba conocerlo de otra vida.
Mientras corría por las calles del pueblo, tratando de alejarme de ese dolor, las palabras de Nieves resonaban en mi mente. ¿Quién era ella realmente? ¿Por qué apareció de la nada para advertirme sobre Rubius? Sentí una mezcla de ira y confusión. Me detuve un momento para tomar aire, apoyándome en una pared cercana.
El sol, que ya empezaba a ponerse, pintaba el cielo de un naranja pálido que contrastaba con la oscuridad que sentía en mi interior. Mi corazón latía con fuerza, y el malestar en mi cabeza no parecía disminuir. Sentí que el mundo entero se había vuelto contra mí.
Mi orgullo me decía que no debía buscar a nadie. Siempre he sido fuerte, independiente, pero en este momento, con el dolor apretándome el pecho y los mareos volviendo a arremeter, me sentí increíblemente solo. Miré alrededor, tratando de decidir a dónde ir. No podía volver a la casa, no podía enfrentar a Rubius ahora mismo. Necesitaba tiempo para procesar todo esto, para entender lo que había sucedido realmente. Pero una parte de mí sabía que no podía ignorarlo por mucho tiempo. Mis emociones estaban en un torbellino, y sentía que iba a desmoronarme en cualquier momento.
Decidí caminar hacia el bosque cercano. Tal vez el silencio de los árboles me ayudaría a aclarar mi mente. Mientras me adentraba entre los troncos altos y sombras crecientes, me di cuenta de que mis pasos me llevaban hacia un lugar familiar, un sitio que solía visitar para despejarme. Allí, bajo un árbol en particular, solía sentarme a pensar. Pero esta vez, el lugar que tanto me había dado calma parecía intensificar mi dolor. Me dejé caer bajo el árbol, sintiendo la aspereza de la corteza contra mi espalda. Y entonces, por primera vez en mucho tiempo, dejé escapar las lágrimas.
Finalmente, mis piernas no pudieron más, y me dejé caer bajo un gran árbol en un parque vacío. Me acurruqué contra el tronco, ocultando mi rostro entre las rodillas. No era de los que buscaban ayuda, ni de los que mostraban debilidad, pero en ese momento, el peso de todo lo que sentía me aplastaba. Las lágrimas que había contenido durante tanto tiempo comenzaron a caer, calientes y amargas. ¿Cómo pudo todo desmoronarse tan rápido?
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Las lágrimas caían silenciosas, mezclándose con las hojas secas que cubrían el suelo del bosque. Spreen, siempre fuerte y controlado, se permitió romper por un instante. Sus pensamientos eran un caos, la traición de Rubius, las palabras de Nieves, y la soledad que sentía se mezclaban en su mente, formando un torbellino que no podía detener.
En ese momento, no muy lejos de allí, Quackity caminaba por el mismo bosque. El híbrido estaba en plena patrulla, aprovechando la primavera para estirar sus piernas y, quizás, encontrar alguna aventura. Desde que llegó a Karmaland, su interés por Spreen había crecido. La última vez que hablaron, Quackity había dejado claras sus intenciones, sorprendiendo a Spreen con un beso y una declaración. Sin embargo, la respuesta no fue la que esperaba. Spreen, con su orgullo y confusión, había rechazado la idea de estar con alguien que no fuera Rubius. Pero Quackity no era de los que se daban por vencidos fácilmente.
El sonido de un sollozo llamó la atención de Quackity. Al principio, pensó que su oído le estaba jugando una mala pasada, pero cuando el ruido se repitió, supo que no era una alucinación. Cuidado por el sonido, avanzó con cautela, sus instintos de cazador agudizados por la curiosidad.
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~Solo Entre Nosotros~
РазноеSpreen, un habitantes de Tortillaland, dueño de una ciudad llamada Spreenfield, y de la famosa pollería "El Pollo Feliz", terminó en un enriedo gracias a que en una de sus exploraciones, encontró el dichoso y común cofre que te daba items "chetados"...