୨ㅤ᷼︵⏜︵᷼ㅤㅤ֢ㅤֹㅤ𝓡𝓾𝓫𝓲𝓾𝓼ㅤֹㅤ֢ㅤㅤ᷼︵⏜︵᷼ㅤ୧
Las horas pasaban y mi preocupación crecía. Cuando Spreen no regresó a casa, después de que saliera para comprar unas cosas al pueblo, mi mente empezó a divagar en los peores escenarios posibles. Lo había esperado durante tres largas horas, pero el reloj no dejaba de avanzar y su ausencia se hacía cada vez más alarmante. La desesperación me llevó a salir a buscarlo, temiendo que algo malo pudiera haberle pasado.
Nunca imaginé que lo encontraría en medio del bosque, caminando junto a Quackity. Al principio, no entendí del todo la situación. Solo vi a Spreen y Quackity muy juntos, y mi corazón se hundió. La escena, con Spreen caminando tan cercano a Quackity, me hizo sentir una oleada de celos y dolor que no pude controlar.
—¡Spreen! —grité al verlos, mi voz cargada de una mezcla de preocupación y desesperación —¿Dónde has estado? ¡Te he estado buscando por todas partes!—
Spreen me miró con una mezcla de sorpresa y tristeza. Sus ojos, rojos y cansados, reflejaban la angustia que había estado sintiendo. No me dio tiempo para calmarme antes de que empezara a hablar.
—Yo vi lo que pasó —dijo Spreen, su voz temblando —Vi a Nieves besarte, y no entendí nada. Salí corriendo porque pensé que... que ya no me necesitabas.—
La realidad de sus palabras me golpeó con fuerza. La confusión y la culpa me invadieron de inmediato. No podía creer lo que estaba escuchando, y el dolor de saber que mi reacción había causado más daño del que había imaginado era devastador.
—¡No me jodas, Spreen!— exploté, mi voz temblando de rabia y frustración —No tienes ni puta idea de lo que pasó. ¡Nieves estaba obsesionada conmigo y tú no entiendes nada!—
—¡Dejate de joder, Rubius!— Spreen respondió con furia —¡Te vi, te vi claramente! Y no te excuses, porque no tenías por qué besarla y hacer todo ese show. ¡Sos un idiota!—
Quackity, que había estado observando todo desde un rincón, no pudo mantenerse al margen. Sus sentimientos de celos y frustración estallaron.
—¡Oye, Rubius, no te pases de lanza!— exclamó Quackity con enojo —No tienes derecho a tratar a Spreen así, especialmente cuando todo este embrollo fue culpa tuya—
La tensión en el aire era palpable. Las palabras se volvieron gritos, y las acusaciones volaron de un lado a otro. Me sentía acorralado, y la desesperación creció cuando vi a Spreen, enfadado y terco, negándose a escucharme.
—¡Basta de gritar y de joderla, Rubius!— insistió Spreen
—¡Bajame de este pedo, decime lo que pasó ya, o me voy con Quackity!——¡Sos un hijo de puta, Rubius! ¡Cómo mierda pensaste que iba a tomarlo!— Su voz se elevó, sus palabras llenas de rabia argentina, golpeándome con fuerza —¡La vi besarte, boludo! ¡¿Qué mierda pensabas que iba a pensar?!—
Me quedé quieto, su mirada furiosa clavada en mí. Sabía que tenía razón en estar enojado, pero también sabía que lo que vio no era toda la historia. Frustrado, me pasé una mano por el cabello y finalmente exploté también.
—¡No te enteras de nada, coño! ¡Nieves apareció de la nada y me besó sin que yo lo esperara! ¡Yo no quería eso, joder!— grité de vuelta, sintiendo cómo la frustración se mezclaba con mi desesperación —¡No sabes lo que pasó en realidad!—
Spreen no bajaba la guardia. Estaba completamente cegado por su enojo, y cada palabra que decía era un golpe más a mi paciencia.
—¡Dejá de decir boludeces, Rubius!— espetó, sin apartar la mirada de mí —¡No me vengas con excusas pelotudas! ¡No confío en vos! ¡Y encima me venís a reclamar por estar con Quackity, cuando sos vos el que estuvo chapando con esa tarada!—
ESTÁS LEYENDO
~Solo Entre Nosotros~
RandomSpreen, un habitantes de Tortillaland, dueño de una ciudad llamada Spreenfield, y de la famosa pollería "El Pollo Feliz", terminó en un enriedo gracias a que en una de sus exploraciones, encontró el dichoso y común cofre que te daba items "chetados"...