Cuando Juanjo y Denna aterrizaron en el aeropuerto internacional de Atenas, el sol ya empezaba a dibujar líneas doradas en el horizonte, como pinceladas de luz sobre un lienzo aún por descubrir. La primera luz de la mañana se colaba por las ventanillas del avión, reflejando la emoción en sus rostros. Su viaje a Grecia apenas comenzaba, pero el cansancio parecía haber quedado en algún rincón oscuro de la madrugada, incapaz de seguirles el ritmo.
Juanjo se estiró al bajar del avión, llenando sus pulmones de aquel aire cargado de promesas y posibilidades. Denna le seguía, con una expresión soñadora que parecía flotar en el aire entre ellos. "Ya huelo el mar", susurró ella, cerrando los ojos como si en ese gesto pudiera capturar toda la esencia de lo que les esperaba.
Juanjo soltó una carcajada, dándole un codazo juguetón. "Nunca has estado en el mar, ¿verdad? Tía, lo que hueles es el sudor de turistas mezclado con el combustible de los aviones".
Denna abrió los ojos, riendo, y le devolvió el golpe con un suave empujón. "Vale, listillo. Pero tienes que admitir que también huele a aventura".
"Eso te lo concedo", contestó Juanjo, con una sonrisa que reflejaba tanto su sarcasmo habitual como una sinceridad rara vez mostrada. "Aventura y una pizca de desesperación de la gente que corre para pillar sus conexiones".
Denna rodó los ojos, con una mezcla de exasperación y afecto. "Tú siempre tan romántico".
"Así soy yo", replicó Juanjo, pasándole un brazo por los hombros con una familiaridad que, a esas alturas, ya sentía natural. "Venga, vamos a buscar cómo se llega al ferry, que eso sí que va a ser toda una aventura".
El bullicio del aeropuerto se arremolinaba a su alrededor mientras seguían las señales hasta la estación de metro. El viaje en tren fue un torbellino de conversaciones vibrantes y risas compartidas, salpicadas de historias tanto nuevas como antiguas. Desde el momento en que se conocieron en un grupo de Facebook para estudiantes Erasmus, había sido como si algo hiciera clic entre ellos. Los mensajes intercambiados en la pantalla se habían transformado en videollamadas nocturnas, y ahora, cara a cara, esa conexión parecía solo fortalecerse.
Mientras Denna consultaba el horario del ferry en su teléfono, Juanjo la observó de reojo, su mente dando vueltas a una confesión que no sabía cómo expresar. "Sabes, estaba un poco nervioso por conocerte en persona".
Denna levantó la vista, arqueando una ceja con curiosidad. "¿Ah, sí? ¿Y eso por qué?".
"Bueno", admitió Juanjo, encogiéndose de hombros, "nunca se sabe si la química online se va a trasladar a la vida real. Pero esto... esto se siente bien".
La sonrisa de Denna se ensanchó, una chispa de satisfacción brillando en sus ojos. "Yo estaba pensando lo mismo. Tengo un buen presentimiento".
Cuando llegaron al puerto de El Pireo, el aire marino les dio la bienvenida, estimulando sus sentidos con su salobre caricia. Decidieron aprovisionarse antes de embarcar en el ferry a Naxos, parando en un pequeño supermercado para comprar bocadillos, patatas fritas y un par de cervezas locales. Un picnic improvisado para acompañar el viaje.
"¿Compramos más cervezas para el trayecto?". sugirió Juanjo, con una mirada traviesa que no dejaba lugar a dudas sobre su intención.
Denna se rió, divertida por la idea. "¿Por qué no? Es una aventura, al fin y al cabo".
El ferry surcaba el brillante mar Egeo, y el suave vaivén del barco los mecía en un estado de paz y euforia a partes iguales. Sentados en la cubierta, disfrutaron de su improvisado almuerzo y de las cervezas, compartiendo sueños y aspiraciones que el viento se llevaba como secretos al horizonte. A medida que las cervezas se vaciaban, la conversación se volvía más animada, más cargada de esa chispa que solo surge cuando el alcohol y la emoción se mezclan en la justa medida.
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Susurros del Egeo
FanfictionEn el paraíso bañado por el sol de Naxos, donde los antiguos mitos susurran entre los olivares y el mar cerúleo brilla bajo el sol griego, dos jóvenes están a punto de embarcarse en un viaje que cambiará sus vidas para siempre. Juanjo, un estudiante...