Capítulo 6: Juegos Peligrosos

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Juanjo estaba de pie frente a su armario, la expresión tensa, como si la presión del caos de ropa blanca esparcida sobre la cama estuviera apretando su pecho. Camisas arrugadas, pantalones sin doblar, chaquetas apenas reconocibles en medio del desorden. Todo parecía rebelarse contra él, la habitación, pequeña y abarrotada, cerrándose cada vez más. Mientras tanto, Denna, sentada en el suelo con las piernas cruzadas, miraba las opciones que tenía delante con una frustración que reflejaba la suya propia.

"Blanco", murmuró, arrojando una blusa al suelo como si fuera una maldición. "¿Por qué tenía que ser blanco?".

Juanjo soltó una risa seca, apoyando el hombro contra el marco de la puerta, los brazos cruzados en una postura que pretendía ser casual, pero que no lograba esconder su ansiedad. "Lo dices como si no fueras a atraer todas las miradas de la isla, sin importar el color".

Denna lo miró de reojo, su sarcasmo afilado como una navaja. "No intentes halagarme. Se nos acaba el tiempo y seguimos sin saber qué ponernos".

Suspiró, dejando que sus brazos cayeran a los costados, como si el peso del reloj lo estuviera arrastrando. "Tienes razón. Álvaro y Bea estarán aquí en cualquier momento y nosotros seguimos inmóviles, como si el desorden fuera a arreglarse solo".

Denna se levantó con una sonrisa que intentaba ser esperanzadora, aunque la presión de la noche se colaba en sus palabras. "Bueno, cuando el tiempo aprieta, la improvisación es nuestra aliada. Elijamos algo y punto. Tenemos que maquillarnos y, lo más importante, necesitamos beber".

Juanjo asintió, moviéndose hacia la cama con determinación. Sus dedos navegaron por el mar de telas hasta encontrar un pantalón de lino blanco. Sencillo. Eficiente. El mínimo esfuerzo necesario. Se lo mostró a Denna.

"Estos. Son cómodos, son blancos, y eso es todo lo que necesito esta noche".

Denna inclinó la cabeza, evaluando la elección como si se tratara de un misterio que sólo ella podía resolver. "Buena elección. Ahora, ¿qué hay de la parte de arriba?"

Otra vez al caos, sus manos deslizándose hasta que una camisa blanca, ligera y apenas transparente, emergió. Se la puso, sintiendo el roce suave del material sobre su piel, dejando los botones superiores desabrochados, revelando justo lo suficiente. Frente al espejo, la imagen lo complacía; la camisa se ajustaba con precisión a su cuerpo, marcando las líneas de sus músculos.

Denna silbó desde el otro lado de la habitación. "Joder, Juanjo, menudo espectáculo. Vas a hacer que toda Grecia se derrita esta noche".

Juanjo sonrió con satisfacción, ajustándose el cuello. "Anda, cállate ya tonta, y elige algo, vamos".

Denna resopló, pero su sonrisa la delató. "Está bien, elegiré algo. Pero cuando se me caiga una copa encima y parezca el fantasma de una niña desangrada, la culpa será tuya".

Finalmente, Denna eligió un vestido blanco ajustado, un vestido que parecía estar diseñado para capturar la luz en cada giro, en cada movimiento. Era atrevido, pero no excesivo, y mientras giraba frente al espejo, la seguridad en su mirada lo decía todo.

Juanjo enarcó una ceja y una sonrisa se dibujó en sus labios. "Es una lástima que Alex no venga esta noche", bromeó. "No habría podido quitarte las manos de encima".

Denna le lanzó un par de calcetines hechos una bola. "Por favor. Estás tú para hablar. La mitad de la gente de ese festival va a babear por ti".

Cogió los calcetines y se rió mientras se los devolvía. "Supongo que ambos seremos el centro de atención, entonces".

Se sumieron en un cómodo silencio mientras se vistieron, Denna se dirigió al tocador para empezar a maquillarse. Juanjo se unió a ella, inspeccionando su reflejo en el espejo. Había algo tranquilizador en la rutina, en la concentración silenciosa de prepararse para la noche que se avecinaba. Denna se aplicó el rímel con precisión, mientras Juanjo se pasaba los dedos por el pelo, tratando de domar los mechones rebeldes.

Susurros del EgeoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora