026. ¡Ridículo!

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A Paige le costó bastante comprender al inicio qué era lo que había provocando aquel sueño tan extraño que pronto comprendió que no era un sueño sino un recuerdo ya que lo único diferente de esa noche fue que había olvidado quitarse la cadena de s...

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A Paige le costó bastante comprender al inicio qué era lo que había provocando aquel sueño tan extraño que pronto comprendió que no era un sueño sino un recuerdo ya que lo único diferente de esa noche fue que había olvidado quitarse la cadena de su abuela y había dormido con ella por lo que asumía que debía ser algún sortilegio que la envolvía y que la hacía capaz de mostrar recuerdos de sus anteriores dueños o algo así.

Tampoco pudo permitirse sorprenderse demasiado ya que pronto tuvo que ponerse al día con las clases y no tuvo mucho tiempo para reflexionar sobre aquella cadena, la cual volvió a dejar guardada en su cofre por si acaso aunque la impresión de la relación que aparentemente había tenido su abuela con Lord Voldemort antes de ser Lord Voldemort la había dejado anonadada.

—Voy a volverme loca—musitó Paige sujetándose la cabeza con tantas cosas en qué pensar mientras se llevaba a varios por delante en su camino hacia las mazmorras.

La clase de Pociones era de sus menos favoritas pero al menos esa clase estuvo particularmente algo interesante y no porque ahora Paige notaba por fin a Adrien Black sentado al fondo de la mazmorra sino por la estelar y magnífica aparición de su albino amigo Draco Malfoy a mitad de la clase que duraba dos horas pero claramente era el favorito de Snape así que no hubo problema en que llegara a esa hora como si habría pasado de ser algún otro triste mortal al que le tocaría cargar con un castigo ejemplar por atreverse a llegar tarde…o simplemente bastaba con ser de Gryffindor.

Malfoy entró en la mazmorra con aire arrogante, con el brazo derecho en cabestrillo y cubierto de vendajes, comportándose como si acabará de librar una guerra de la que fue el único superviviente por lo que Paige rodó los ojos al verlo sentarse con Pansy crispando el rostro de dolor con gesto de héroe trágico en cuanto Snape le pidió sentarse amablemente.

—¿Qué tal, Draco? —dijo Pansy sonriendo como una tonta—. ¿Te duele mucho.

—Sí —dijo Malfoy, con gesto de hombre valiente pero acabó guiñándole el ojo a Paige en cuanto Pansy se distrajo y la Dearborn formuló la palabra “ridículo” sin hablar.

A Paige siempre se le hacía curioso cómo el profesor Snape siempre favorecía a los suyos pero no sé quejaba realmente al respecto. Aquel día elaboraban una nueva pócima: una solución para encoger. La misma que había estado intentando hacer Hunter como parte de los deberes de vacaciones y por la cual acabo recibiendo un ataque de Morpheus en defensa de sus derechos a negarse a ser un conejillo de indias y beber esa poción a ver qué pasaba.

Malfoy colocó su caldero al lado de Harry y Ron, para preparar los ingredientes en la misma mesa. Paige intercambió con Theo una mirada de “qué se le va a hacer” adivinando lo que haría el albino.

—Profesor —llamó Malfoy con fingida expresión de preocupación—. Necesitaré ayuda para cortar las raíces de margarita, porque con el brazo así no puedo.

—Weasley, córtaselas tú —ordenó Snape sin levantar la vista.
Ron no lucía nada contento—. No le pasa nada a tu brazo —le dijo a Malfoy entre dientes.

Paige y el Prisionero de Azkaban | Harry Potter |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora