Princesa||Styles

¡Hoy es el último día!

- DESPIERTEN INÚTILES, POR UNA VEZ HAGAN ALGO BIEN, DUCHENSE RÁPIDO Y BAJEN SI LES QUEDA ALGO DE DIGNIDAD EN SU VIDA - Grito una oficial entrando a nuestra "habitación", me quite la sabana de la cara con una alegría inmensa, hoy era mi último día aquí, igual que el de varias personas aquí, mire a mi derecha y encante a una de mis mejores amigas, Laura, durmiendo como tronco y roncando como un oso, me levante de la cama y me acerque a la de ella.

-¡Despierta Lau!, ¡hoy es el último día! - Dije saltando encima de ella, haciendo que las otras 12 personas comenzaran a reír.

- Dejame dormir, Moore - Dijo tirándome de la cama.

-Tu puta madre te dejara dormir- Dije levantándome del suelo pasando la mano por mi espalda - ¡mueve ese culo y abrazame con felicidad! - Dije abriendo los brazos esperando un abrazo, ella se cubrió con las cobijas sacándome el dedo medio. - Pendeja, me voy con Wendy - Dije caminando hacia la cama de Wendy, otra de mis mejoras.

Al llegar ella ya estaba vestida con el uniforme color caqui típico de aquí y tenia su cabello pelirrojo sujetado en una coleta, al mirarle la cara pude recordar la horrible historia de su cicatriz, su padre había estado bebiendo y le lanzo un jarrón, ella logró esquivarlo un poco, pero un pedazo de cristal había caído en su cara, haciendo así esta cicatriz, me pregunto como una chica tan linda podría tener a tremendo monstruo de padre, lo bueno es que no lo volverá a ver, ya que, ella, Laura y yo rentaremos un apartamento, Laura ya tenia edad legal para hacerlo (Cumplidos ayer) y las 3 no teníamos a nadie que se preocupara por nosotras, así que decidimos hacerlo, hace poco recibí una llamada de que mi padre estaba preso por haber matado a alguien, meses después supe que fue a mi madre, estube depresiva por dos meses hasta que dos personas más habían llegado a este lugar, Lau y Wen, ellas me habían hecho ver la realidad, no era mi culpa que mi padre fuera un completo hijo de perra.

- ¡¡¡AN!!! - Grito mi sobre nombre abrazándome, yo le devolví el abrazo - Hoy es el último día de la miseria - Dijo en mi oído realmente feliz.

Nos quedamos un rato abrazadas, luego me fui a las duchas, me vestí y recogí mi cabello en un moño, al salir al dormitorio nos llamaron al patio principal, era la hora...


* Semanas después *

- ANDREA, TIENES QUE SACAR A MIELY - Me grito Laura desde su habitación, mire al pequeño labrador acercándose a mi, él había entendido las palabras de Laura.

- ¡DEJAME TERMINAR LA PARTIDA! - Le grite de vuelta, me seguí concentrando en el juego, tanto que no me di cuenta de que Miely se había subido al sillón, el pequeño cachorro de 6 meses se lanzó al mando haciéndome perder, lo mire con odio y fui por la correa, si quería salir, iba a salir, me dirigía al parque, pero al llegar, vi a la persona menos esperada...