14. Contracciones

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No perdió la conciencia ni estalló en llanto, pero aún así aquel fue el viaje más largo y difícil de su vida. 

Sonny intentó mantenerse alerta y no gritar, pero el dolor comenzó a ser insoportable para ignorarlo. Mientras Olivia conducía a tanta velocidad como era prudente en su estado, él se apretaba el vientre para intentar apaciguar el dolor de las contracciones, pues pudo sentirlas dos veces a lo largo del trayecto; con la fuente rota el proceso había iniciado, y su hijo estaba comenzando a moverse. Jamás hubiera imaginado que sería algo así, que dolería tanto y que se sentiría tan indefenso. Aunque se había preparado mentalmente para este momento, había leído artículos y consultado con su médico y con otras mujeres con hijos, la experiencia propia era terrible y deseaba que pasara tan pronto como fuera posible. Tuvo una tercera contracción momentos antes de llegar al hospital, por la cual gritó y maldijo. Olivia, dios la bendijera por su practicidad, se hizo cargo de llamar al primer enfermero que vio para que lo subieran a una camilla, pues ya no podía caminar del dolor: después de eso todo sucedió muy rápido y no pudo retener la información, entre gritos contenidos y respiraciones agitadas. La capitana Benson vio como se lo llevaban y se tomó un momento para reponerse de la adrenalina que la embargaba, luego de lo cual volvió a llamar a Rafael. 

-Se lo han llevado adentro, van a prepararlo para… sí, estoy en recepción ahora, con sus papeles… que sí, Rafa, ¡él está bien, rompió fuente y empezó con contracciones pero está bien! Lo están atendiendo, yo termino con su registro y te aviso de nuevo… no, olvida eso, no hay tiempo para comprarle un regalo ahora. Cuando llegues al hospital entra de una vez, ¡Sonny te necesita a su lado!

Rafael entró en la recepción unos veinte minutos después, con el cabello despeinado, el saco abierto y la cara de quien había atravesado media ciudad a toda prisa; agitado, buscó a Olivia con la mirada hasta verla haciéndole señas, y de inmediato se acercó a ella para informarse.

-¿Llego tarde? ¿Sonny?

-Acabo de hablar con su médico hace cinco minutos, no más, y sigue con contracciones. Vamos, bajé a esperarte para que no entres como un loco… cálmate, respira hondo y subamos. A él le gustará saber que estás aquí.

-Tienes razón, aún ni recupero el aliento- admitió Rafa, aprovechando el tiempo en el ascensor para calmarse como le sugiriera su amiga. No quería llegar a la sala de parto del séptimo piso hecho un desastre, quería que Sonny lo viera bien para que se sintiese bien. Su esposo estaba allí sintiendo un enorme dolor, soportando ese dolor para traer al mundo a su hijo, y ese esfuerzo se vería recompensado. Él sostendría su mano, lo vería a los ojos para calmarlo y sostendría a su pequeño cuando…

-Diablos- dijo de golpe al entrar al pasillo del área de maternidad, y oír una especie de gemido largo que le pareció era de Sonny. En ese momento había otro parto en curso y lo supo porque vio al otro padre sentado en el pasillo, cruzando y descruzando los brazos en total estado de nerviosismo, pero el instinto le decía que aquel gemido de dolor era de su Sonny. Para comprobarlo se acercó con toda la intención de entrar a la sala, pero la oportuna salida del doctor Jones le evitó el montar una escena y enterarse de forma apropiada.

-¡Doctor, mi esposo…! ¿Cómo está Dominick?

-Quédese tranquilo, señor Barba, Dominick se encuentra estable. Sus contracciones se están volviendo más fuertes, así que ya no puede tardar… ¿desea entrar a acompañarlo?

-¡Por supuesto!

-Bien, supuse que esto pasaría así que estamos preparados. Le daremos una bata y un cubrebocas…

-¿Estaban preparados para que llegara? ¿Mi amiga Olivia les dijo?

-No, su esposo. El señor Dominick parecía muy seguro de que llegaría a tiempo- respondió el doctor sonriendo. Rafael se rió y brevemente miró al otro padre, que a su vez lo miró a él.

-Mi esposo estaba demasiado nervioso y no quiso que entrara a acompañarlo. Aprovecha tú que puedes para consolar al tuyo.

-Lo haré. Gracias- musitó antes de despedirse también de Olivia para entrar a la sala de parto.

Ley, Orden y FamiliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora