Plantado // [Katsudeku]

7. El cobarde y el iluso

En cuanto Izuku llegó a su casa el domingo antes del almuerzo, supo lo que debía hacer. Sin embargo, se encontraba tirado en su cama observando el techo, su celular al costado abierto en el chat de Uraraka.

Había estado escribiendo y borrando sin llegar a enviar nada, por lo que se tomó un momento para organizarse y darse valor.

Fue entonces que el sonido de una notificación lo hizo tomar de nueva cuenta el dispositivo.

¿Te encuentras bien, Deku-kun?

Contuvo la respiración.

¿Qué le decía ahora? ¿Respondía normal? ¿Cortante? ¿En visto? No, no podía ignorarla de esa forma, así como tampoco podía soltarle la bomba ante su muestra de preocupación, simplemente no, sonaba estúpido, incoherente y muy cruel.

Estoy bien ahora ¡No te preocupes, Uraraka-san!

Qué alivio, ayer en serio tú y Kaminari nos preocuparon a todos ¡Iida estaba muy molesto!

Sí...

Bueno, ya no te molesto más, de seguro tienes otras cosas que hacer 😅

¡Nos vemos mañana!

Desconectado.

Quedó viendo su celular por un tiempo, paseando sus pulgares por encima del teclado, sin atreverse a presionar una tecla. No encontró el momento para decirle.

—Ugh —Suspiró con hastío y se incorporó en la cama.

Ok. Decirle por chat sería terrible, por lo que está bien que no haya dicho nada sobre eso. Sí, lo mejor será decirle en persona ¿Le escribía para verse? No, espera. Es domingo, no hay porqué apurarse ¡Además debe estar pasando tiempo con su familia, no podía arruinarle el fin de semana así!

Saliendo de sus pensamientos se dio cuenta que su mirada había estado fija en el moretón ya casi desaparecido de su rodilla.

"Más te vale arreglar toda esa mierda con Cara Redonda"

Frunció el ceño.

Lo iba a hacer, por supuesto. Solo que ahora no era el momento. Mañana. Prometió.

Y después de ese pensamiento continuó su día con tranquilidad.

En la entrada de la UA, Izuku vio a Uraraka acercarse a donde estaba.

Katsuki apretó brevemente la mano de Deku unida a la suya para luego soltarle y alejarse, lanzándole una última mirada.

Izuku hubiera preferido que se quedase.

—¡Buenos días Deku-kun!

—Hola Uraraka-san ¿Cómo fue tu fin de semana? —Creyó bien iniciar normal, luego vendría lo fuerte.

—¡Bien! Aunque no fue la gran cosa ¿sabes? —Respondió la chica dulcemente. Ambos empezaron a caminar al aula.— Oh, por cierto. Ya que no pudimos cenar con tu mamá, estaba pensando en reprogramarlo, ¡y esta vez con mis padres también! —Comentó animada.

—O-oh...

—¿Está bien este sábado? No se junta con ningún cumpleaños ¿cierto?

—Uraraka-san...

—¿Sí? —Se detuvieron.

La miró a los ojos. Ella había sido tan buena... como amiga y como enamorada. Lo escuchaba, lo apoyaba y lo animaba. Pero...

—¿Pasa algo? —Insistió Uraraka ante su silencio.

¡Diablos! A pesar de todo ¿le haría esto? Pero no podía seguir engañándola. Le rompería el corazón, le rompería el corazón. Ojalá se hubiera dado cuenta antes, para no tener que pasar por esto.